La Argentina Manuscrita

, , Bautista Trocho, y algunos otros extranjeros sin la gente de cuenta. Y como vieron el socorro que los bergantines llevaban, como dije, se alentaron y todos en buena conformidad se embarcaron y vinieron río arriba, aunque con mucho trabajo, por ser la navegación tan larga, y que en el camino encontraron un socorro de comida que el General les despachó, suficiente hasta llegar al puerto de la : donde como llegaron fueron, todos agregados y recogidos en forma de república.

Situáronse y tomaron puesto cerca de la casa fuerte, donde se cercaron, y cada uno procuró hacer donde recogerse: el cual cerco con mucho cuidado mandó hacer el General, y de muy buena madera, para que allí estuviesen defendidos, y ellos pudiesen ofender si alguna cosa se ofreciese: procurando se proveyese de lo necesario al buen gobierno de esta república. A todo lo cual acudía el General con el acierto y prudencia que de él se podía esperar, así con su persona, como ayudándose de los indios naturales de la tierra, y de toda la comarca y provincia, que todos le acudían. Con que vino a poner las cosas de ella en el mejor estado que le fue posible, conservando la amistad de los caciques e indios principales; y de lo demás sucedido se dirá adelante.

Capítulo XVIII

Cómo juntos todos los conquistadores en el puerto de la , los indios intentaron matarlos

Habiendo el general asentado la república de los españoles con la comodidad y orden más conveniente que le fue posible para su conservación, hizo copia de la gente, y halló que había 600 soldados por todos, de los 2400 que habían entrado a aquella conquista con los de ; y aunque muy faltos de vestidos y municiones, y otros pertrechos necesarios, al fin estaban con más comodidad que nunca, con la providencia que el General tenía, supliendo con su misma hacienda las necesidades de todos, y ayudándose en lo que podía de los indios comarcanos, a los cuales hizo llamamiento, y juntos les procuró dar a entender las cosas de nuestra Santa Fe y buena policía, junto, con lo que debían hacer en servicio de Su Majestad, y la observancia que debían tener con la lealtad que estaban obligados como a soberano Señor, lo cual todo aceptaron de buena voluntad, sometiéndose el señorío real; y como tales vasallos se ofrecieron acudir en todo lo que se les mandase en su real nombre.

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0