La Argentina Manuscrita

y flechas de que eran diestras y ejercitadas; aludiendo a las mujeres de Escitia, de quienes los antiguos escribían, y nuestros españoles llamaron . Conformándose esta noticia con la que asimismo tuvo de ellas el , cuando en la jornada de la Canela que hizo , bajando por el , le dieron relación de esta gente y pueblos de mujeres.

Dudando el General a qué parte había de tomar, se acordó que revolviese hacia el Poniente a ciertos pueblos de indios que tenían mucha plata y oro, según noticias, que se llamaban y . Así se determinó llegarse a ellos; y caminando para allá, arribaron a un río llamado , que es uno de los principales brazos del , y pasando adelante, entraron en dichos pueblos, que estaban a las faldas de una serranía cercana al . De estos indios fueron muy bien recibidos por ser gente amigable, doméstica y grandes labradores: aquí se hallaron muchas muestras de plata y oro.

Había entre esta gente algunos indios del que dijeron ser , del fundador de la en los , y que habían venido por su mandado a estos pueblos que eran de su encomienda. De estos se informó el General de las diferencias y revoluciones que en el tenían los españoles con la tiranía de , y venida del presidente , con lo cual le pareció a gozar de tan buena ocasión, y ofrecerse con toda su gente al servicio de Su Majestad. Para cuyo efecto despachó a y a , y por otra parte al capitán , para que, en nombre de todos aquellos caballeros, le pidiesen les diese Gobernador en nombre de Su Majestad: los cuales habiendo llegado, te dieron su despacho. El Presidente estimó en mucho aquel ofrecimiento, y les dio por Gobernador a , que por su fin y muerte, no entró al gobierno: ni tampoco otro que fue después nombrado.

Deteniéndose , y los demás, más tiempo del que se les fue señalado, por haber pasado a la ciudad de los donde el presidente había ido, después de desbaratado al tirano y présole en la , se partió para Castilla, determinaron todos los más capitanes pedir a su gobernador , que entrase con ellos al porque no los tuviese allí tanto tiempo sin hacer ningún efecto; pues la dilación de la correspondencia que aguardaban no daba lugar a otra cosa. A esto les respondió el General, que no lo podía, ni debía hacer sin la autoridad de la persona que gobernaba aquel reino; por ser jurisdicción distinta

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0