La Argentina Manuscrita

con su gente, salió con treinta soldados a correr la redonda de la tierra, y traer a su amistad algunos pueblos de la comarca: y caminando una noche a reconocer unas poblaciones de indios, llegó a un río, en cuya ribera estaba alojado un gran real de españoles con mucha gente y caballos; de que quedaron confusos de quien podría ser. Y reconociéndole de más cerca, vinieron a entender que era , que torciendo su derrota había entrado por esta provincia por la falda de la , con ánimo de emprender por aquella parte nuevo descubrimiento. De que tomó grande indignación, acordándose del mal término que con él en los Chichas había tenido: y sin más deliberación determinó prenderle, y castigar, por entrársele en su jurisdicción y gobierno con mano armada. Y así mandó al que con unos soldados le acometiesen por una parte, y que él asaltaría por otra su real, y en el ínterin que le procurase prender o matar.

El se fue derecho a la tienda de , encontrando con los que estaban de guardia, donde entraron por fuerza. A cuya hora ya estaba armado y con su espada y rodela; y abrazándose con el , le dio un encuentro con la rodela que cayeron ambos en el suelo: y asiéndole a la guarnición de la espada, se la sacó de la mano, y él arremetiendo a un soldado que junto a él estaba, le quitó la suya, en tiempo que los unos y los otros andaban revueltos a cuchilladas, y todo el real despavorido con el alarma y sobresalto, que por la otra parte les iba dando . Con lo cual se retiraron muchos, y desampararon sus tiendas, y con otros que acudieron al socorro de , vino a revolverse tan gran ruido que le convino a tocar a recoger la trompeta, que era la seña que tenía dada a su gente; y con buen orden fueron saliendo adonde tenían sus caballos: no siéndole poco dificultosa esta retirada al , sin haber hecho ningún efecto de lo que pretendía, mas de haber habido algunos heridos de ambas partes: y junto con su capitán, se fueron a gran prisa para su pueblo.

quedó encendido en ira y enojo, aunque le pareció como cosa de sueño; y así al mismo punto determinó seguirlos, llevando consigo sesenta soldados, con los cuales les fue a los alcances. Y , llegado a su fuerte, le pareció no sería parte a resistirle, y así determinó irse a la sierra con alguno de su compañía, donde se retiró en lo más áspero, dejando en el lugar toda la demás gente que a su cargo tenía. se apoderó luego del fuerte, y juró de no salir de él hasta haber a las manos a

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0