La Argentina Manuscrita

hizo entender a los oficiales reales de Su Majestad la grande importancia que había de tener un puerto poblado para escala de los navíos en la entrada del ; y con acuerdo de todos fue determinado se pusiese en efecto. Para lo cual nombraron el capitán , hombre principal y honrado; y juntando en su compañía ciento y tantos soldados, salió de la en dos bergantines hasta ponerse en el paraje de Buenos Aires. Y tomando a mano izquierda a la parte del Norte, paso cerca de la isla de y entró por el río del , donde a dos leguas surgió en el río de , y allí determinó de hacer la que le estaba cometida. Puesto en efecto, nombró sus oficiales y regidores, llamándole la ciudad de San Juan, cuyo nombre quedó hasta ahora a aquel río.

Pasado algún tiempo, los naturales de la tierra procuraron impedir la fundación, y hicieron muchos asaltos a los españoles, que no les daban lugar a hacer sus sementeras. Por cuya causa, y por el poco socorro y recurso que tenían, padeciendo mucha necesidad y hambre, y haciéndolo saber al , fue acordado despachar una persona de satisfacción para que viese y considerase el estado de este negocio, y las dificultades que se ofrecían, y conforme a ellas se hiciese lo que más triste conviniese. Para cuyo efecto se cometió al capitán , el cual saliendo de la en un navío, que llamaban la galera, con 60 soldados, y discurriendo por su camino, antes del , entró por el de , que sale al propio poco más adelante que el de ; y atravesando aquel brazo, llegó a este puerto con mucho aplauso de toda la gente. Hallóla muy enflaquecida, y desconfiada de poder salir de allí con vida, por los continuos asaltos que les daban los indios: por cuya causa, y otras de consideración bien vistas, fueron todos de acuerdo de desamparar por entonces aquel puerto, y se metieron con toda la gente en los navíos que allí tenían.

Subiendo río arriba llegaron una mañana a tomar tierra sobre unas barrancas muy altas y despeñadizas, donde quisieron descansar y comer un bocado, haciendo fuego para guisar. Y estando quince o diez y seis personas sobre aquellas barrancas, se desmoronaron súbitamente, y cayeron hasta dar en el agua, llevándose consigo toda la gente que arriba estaba: los cuales sin escapar ninguno se despeñaron y fueron ahogados, habiendo sido el derrumbo de la tierra tan grande, que alteró todo el río, y le movió de tal manera que la galera que estaba cerca fue trabucada como si fuera cáscara de avellana: y vuelta boca abajo, con la quilla arriba, fue por debajo del agua más de mil pasos río abajo, hasta que topando el mástil con un bajío, se detuvo

Mantenido por hdlabconicet

2024 La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0