fugitivos Maygennos, pelearon estas 2 naciones una con otra allí con tal encarnizamiento que de los Caríos perecieron más de 300 hombres, y de los Meygennos, sus enemigos, innumerables personas, como para no escribirlo; eran ellos tantos que llenaban una milla (legua) entera de camino. Entonces nuestros Caríos enviaron un correo á nuestro capitán en el pueblo y pidieron y suplicaron que fuésemos en su ayuda, que ellos estaban acampados en un bosque, que no podían moverse ni para atrás ni para adelante, y también que estaban rodeados por los Maygennos.
Cuando nuestro capitán esto supo no perdió un momento é hizo reunir los caballos y 150 Cristianos y 1.000 Caríos de los nuestros; el resto de la gente tenía que quedarse en el real y defenderlo, porque los Maygennos nuestros enemigos no lo sorprendiesen durante nuestra ausencia; en seguida marchamos con los dichos caballos, 150 Cristianos y 1.000 Caríos ó Indios en auxilio de los susodichos Caríos nuestros. Después que los Maygennos nos vieron y observaron, abandonaron ellos su real y huyeron á prisa de allí; nosotros también los perseguimos, pero sin poderlos alcanzar. Mas como les fué al fin y al cabo, [eso que] marchábamos de regreso á nuestra ciudad, de donde habíamos salido, será asunto para después. Así pues llegamos á los Caríos y dimos con muchos muertos de ellos y de los enemigos Maygennos, cosa que nos causó admiración; pero nuestros amigos los Caríos, que aun quedaban con vida, se alegra-