La Argentina Manuscrita

lo que hablaba con alguna libertad, más de la que debía: de lo cual resultó, que el capitán de aquella costa le envió a notificar que fuese a cumplir su destierro a la parte y lugar donde por su rey fue mandado; y por el consiguiente los castellanos que allí estaban, fueron requeridos que, si querían permanecer en aquella tierra, diesen luego obediencia a su Rey y Señor, cuyo era aquel distrito y jurisdicción, y en su nombre al gobernador . Donde no, dentro de treinta días dejasen aquella tierra, saliéndose de ella, so pena de muerte y perdimiento de sus bienes.

Los castellanos respondieron, que no conocían ser aquella tierra de la corona de Portugal, sino de la de Castilla, y como tal estaban allí poblados en nombre del emperador , cuyos vasallos eran. De estas demandas y respuestas vino a resultar muy grande disconformidad entre los unos y los otros.

En este tiempo sucedió el llegar a aquella costa un navío de , los cuales, llegados a la Cananea, entraron en aquel puerto. Y siendo los castellanos avisados, se determinaron de acometer al navío, y cogiendo dos marineros, que habían saltado a tierra a tomar provisión de los indios, una noche muy obscura cercaron el navío con muchas canoas y balsas en que iban más de 200 flecheros, y llevando consigo los dos franceses les dijeron que dijesen, que venían con el refresco y comida que habían salido a buscar, y que no había de que recelarse, porque estaba todo muy quieto. Con lo cual los aseguraron, y fueron echando sus cabos en el navío, mientras acababan de llegar las canoas para echar arriba sus escalas: y saltando dentro los castellanos e indios repentinamente, pelearon con los franceses, los rindieron, y tomaron el navío con muchas armas, municiones y otras cosas que traían: con cuyo suceso quedaron los españoles muy bien pertrechados para cualquier acaecimiento. Pasando adelante la discordia que los portugueses con ellos tenían, determinaron de echarlos de aquella tierra y puerto, castigándolos con el rigor que su atrevimiento pedía.

De esta determinación tuvieron los castellanos aviso; y así trataron entre sí el modo que habían de tener para defenderse de los contrarios. Y resueltos en lo que habían de hacer, supieron como dos capitanes portugueses venían de hecho con 80 soldados a dar sobre ellos, sin contar muchos indios que consigo traían, con determinación, como digo, de echarlos de aquel puesto, quitarles sus haciendas, castigándoles en las personas. Para cuyo resguardo los castellanos procuraron reparar y fortificar el puesto con sus trincheras de la parte del mar,

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0