espada de lo cumplir. Y así despachó cuatro soldados, dando orden para que en ningún acontecimiento pudiesen correr riesgo, ni perder su libertad, quedando en poder de aquellos bárbaros.
Al mismo tiempo que el cacique estuvo en tierra y los soldados en las canoas, el capitán se fue para él; donde abrazándose el uno al otro, echó mano al indio de los cabellos, que era la seña que había dado a los soldados: los cuales al punto se arrojaron de las canoas y saltaron en tierra, y con las espadas desnudas herían a los indios que les impedían, llegándoles de socorro veinte hombres de a caballo, con que salieron libres. El cacique visto el suceso tan nunca visto y debajo de juramento, dijo: "¡Capitán como me has engañado! ¡como habéis quebrantado vuestra palabra y faltado al juramento que me hicisteis! Si es así, matadme ya, o haced de mí lo que quisiereis". El capitán le consoló con buenas palabras, diciéndole que no recibiría ningún daño, antes sería muy bien tratado y regalado, porque el haber hecho aquello, no era por no quererle cumplir su palabra, sino por la poca satisfacción que él tenía de la suya.
Sosegándose el cacique, se informaron de él de las cosas de aquella tierra. Supo como todos los españoles que en ella había, estaban en el río del arriba, y debajo del mando del capitán Vergara (que por este nombre llamaban a ). Supo también como a le habían muerto unos indios llamados : díjole como había pocos días que habían llevado al Adelantado preso a España, el cual había venido al socorro de los españoles que estaban en aquella tierra; con lo que quedó satisfecho de lo que deseaba saber. Y regalando al indio lo posible, y dándole muchas cosas de rescate, le pidió mandase a su gente le trajesen alguna comida. El cacique lo mandó, y se trajo al real lo necesario, haciendo en la playa, de solo pescado un grande rimero, tan alto que una lanza no se veía. El capitán le dio un vestido de grana, manta y camiseta, y con grande caricia y amistad le despidió, y el indio se fue muy contento.
Alzando el real, se costeó río abajo hasta un sitio alto y llano que hace sobre su ribera; en cuya corona vieron la ruina de una fortaleza antigua que fue la que fabricó para escala de aquella navegación, y en la que sucedió la muerte del capitán don . Y sobre la barranca del propio río, vieron enarbolada una cruz con una letra que decía: al pie, cartas; donde cavando hallaron una botijuela en que estaba una carta muy larga del general , avisando a la gente de España de todo lo que se ofrecía, y de los inconvenientes que había de que guardarse; de los indios