La Argentina Manuscrita

otras novedades, que causaron adelante mayor inquietud. Siendo el principio de ellas, de que don , lugarteniente de , visto que había más de año y medio que era salido a su jornada y no volvía, propuso que los conquistadores que con él habían quedado, eligiesen quien los gobernase en justicia, por parecer y consejo de sus amigos y aficionados; que le decían, que un caballero de sus partes y nobleza, no era razón fuese inferior a otro ninguno. Y pues en él concurrían tantos méritos, hiciese su negocio sin otro ningún respeto, pues la ocasión y ausencia del le daba lugar a ello: y hecha que fuese la elección, despachase a Su Majestad por la confirmación, en conformidad de la real cédula, pues era cierta la venia, teniendo en España deudos tan principales. Con que se vino a resolver y ponerlo en efecto.

Para lo cual mandó llamar algunas personas de parecer y voto, junto con los capitulares y regidores, que fueron, el capitán , el factor , los regidores y , y otros a quienes don propuso su intento. Los cuales le respondieron, no haber lugar a lo que pretendía, pues no era necesario en tanto que no se supiese de la muerte del , que en nombre de Su Majestad gobernaba la provincia, cuyo lugar teniente era él en la república; a quien todos como a tal reconocían y obedecían en todo. Don replicó a sus razones, diciendo, que por ellas mismas estaban convencidos de hacer elección, por haber tanto tiempo que había salido a su jornada y no haber vuelto; de donde se colegía que por su muerte e imposibilidad no daba lugar a ello: y en caso que no fuese muerto se reputaba por tal, por el largo tiempo de su ausencia, para poderse hacer jurídicamente la elección. Con lo que se resolvieron a hacerla, si ante todas cosas se desistiese don del cargo que tenía, pues de lo contrario no habría lugar para poderse hacer, ni ellos permitirían tal. Y así, juntos en su cabildo, hizo luego dejación de su oficio, desistiendo y apartando de sí el cargo y jurisdicción que tenía de Su Majestad; con lo cual fue pregonado, que para tal tiempo y día, todos los conquistadores se juntasen en la iglesia parroquial para elegir y nombrar gobernador.

Llegado el día, a son de campana tañida, se juntaron seis cientos españoles con el padre Fonseca, que era capellán del Rey, con los capitanes , , , , , , y Don Diego Barúa, con los oficiales reales y regidores que allí había. Los cuales todos, guardando los requisitos del derecho, recibían los juramentos

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0