juramentos de cada uno, de que darían su voto a la persona que en Dios y en sus conciencias entendiesen que debía gobernar la república en el real nombre. Con esto fueron dando sus cédulas y nominaciones: y metidas en un vaso, fueron sacadas y conferidas por los capitulares; y regulada por ellos, hallaron tener más votos que otro ninguno el capitán , caballero de mucha calidad y suerte, natural de Sevilla, a quien luego eligieron y recibieron por Capitán General y Justicia Mayor de aquella provincia. Y hecho el juramento y solemnidad que en tal caso se requería, tomó en sí la real jurisdicción, y administró justicia en nombre de Su Majestad.
Don quedó muy sentido y avergonzado, por ver le había salido tan incierta su pretensión. Y tomando sobre el caso su acuerdo con algunos de sus amigos y aficionados, convinieron en que la elección de era nula, y de ninguna fuerza y vigor, por no haberse podido hacer conforme la cédula de Su Majestad durante el que gobernase, y el que por su fin y muerte quedase. Que hablando en propios términos, él era a quien se debía obedecer por el oficio que tenía, y le había sido dado por el general : no obstante el haber hecho dejación, que para ser jurídica había de ser en manos de superior, y de quien le pudiese proveer; y pues el ayuntamiento ante quien lo hizo no lo era, todo lo hecho y actuado en esta elección era en sí nulo.
Con estos y otros pareceres se determinó don a volver a recobrar el uso y administración de su oficio; para lo cual juntó todos sus amigos y aliados para prender al capitán . Lo cual sabido por él, juntó con toda diligencia la más gente que pudo, y yéndose con ella a casa de don , todos armados y puestos en buen orden, llegaron donde él y los suyos estaban, y poniéndole cerco, le acometieron por todas partes. Y entrando a fuerza en sus casas, le hallaron solo y desamparado; porque luego que vieron los que lo hacían, que venía con toda la gente, lo desampararon, salvo unos pocos de más obligaciones que quedaron con él, los cuales fueron también presos.
Y procediendo por vía de justicia contra don , el capitán y sus acompañados, fue sentenciado en que le fuese cortada la cabeza públicamente: cuya rigurosa sentencia le fue notificada, y sin embargo de su apelación fue mandado ejecutar. Y habiendo hecho todas las diligencias posibles por excusar su muerte, ofreció dos hijas que tenía, una a , y otra a , para que se casasen con ellas. Y ellos le respondieron,