La Argentina Manuscrita

Fecha su población, estuvo en ella algún tiempo hasta que le envió a llamar para otros negocios de más consideración; enviando allá persona que en su lugar tuviese en justicia aquella villa. Y habiendo llegado a ella, no le quisieron recibir, ni obedecer los poderes que llevaba; teniendo otros desacatos y libertades contra la autoridad y reputación del General: para cuyo castigo, y recoger los españoles que andaban derramados por la tierra, despachó al capitán , su yerno, con cincuenta soldados; y saliendo a su jornada por el año de 1556, llegó al ; donde en el puerto y pasaje de aquella traviesa hizo señas de grandes fuegos y humaredas, para que le trajesen algunas canoas y balsas en que pasar el río. Entendido por los españoles que estaban en la villa, de como el capitán estaba en el puerto, fueron todos los más de acuerdo que no le diesen pasaje; antes se procurase de estorbarle e impedir su entrada; porque de otra manera, llegado que fuese, les había de salir muy caro el no haber querido admitir los poderes del General, y por muchos de los que en la villa estaban de los parciales del capitán , y de los tumultuarios que andaban por los pueblos de los indios, se concordaron con mucha facilidad los unos y los otros; tomaron luego las armas, entraron en sus canoas y se fueron a tomar una isla que estaba en el mismo río, en la traviesa de aquel pasaje, sobre la canal del gran salto: y puestos allí en arma, le requirieron se volviese a la , y no imaginase hacer otra cosa, porque no le habían de permitir ellos en ninguna manera poner los pies en la otra parte del río, sin que primero arriesgasen sus vidas y honras; siendo más cierto tenerla él en este riesgo, que no ellos, pues estaban en sus casas. De todos estos, que tan declaradamente se amotinaron, era cabeza un inglés llamado , que aunque tenía solo una mano que era la izquierda, porque en una pendencia le habían cortado la derecha, era el más determinado y colérico soldado de cuantos allí había, como en este caso y en otros siempre lo mostró. De manera que, requerido el capitán por esta gente, y vista la insolencia de sus libertades y tiranías, determinó pasar una noche secretamente, y hacer para ello algunas balsas de madera y de tablones, y proveerse de pasaje para atravesar aquella parte. Y estando ya en el efecto, y a punto de hacerse a lo largo, salieron de la isla más de cien canoas muy grandes y fuertes, llenas de muchos indios; y acometieron a donde estaban las balsas en el puerto, con mucha gente ya embarcada, a la cual comenzaron a arcabucear con

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0