una rociada y otra; y respondiéndoles los de tierra, muy a su salvo, mataron a un soldado y algunos indios de la parte contraria; y diciendo muchas libertades, y dando sus pavonadas, y haciendo caracoles, se volvieron a la isla, la cual además de su fortaleza está puesta junto al canal de la caída principal de aquel salto, correspondiendo a otra isla, que dista de ella un tiro de arcabuz: la cual es tan larga que tiene más de catorce leguas; por cuya causa no pueden tener otro pasaje para aquella travesía, por el boquerón y distancia que hay entre las dos islas; que por la parte de abajo, que es la del está muy segura. Y continuando la defensa del pasaje, pasados ocho días, constreñidos de necesidad, el capitán dio vuelta con su compañía, a la , donde el General recibió de este desacato grande indignación, con ánimo y presupuesto de los castigar con rigor de justicia; teniendo en este tiempo a los indios naturales de aquella provincia en mucha paz y quietud, y tan obedecido y estimado, que cualquiera cosa, por grave que fuese, siéndoles mandado de parte del General, era luego cumplido. Y así edificó en esta ciudad, en muy breve tiempo, una iglesia, que es hoy la catedral de aquel obispado: es toda de muy buena madera, bien labrada; las paredes de gruesas tapias, cubierta de duras palmas. Levantó otros edificios y casas de concejo, que ennoblecieron aquella ciudad; de forma que estaba esta república tan aumentada, abastecida y acrecentada en su población, abundancia y comodidad, que desde entonces hasta hoy no se ha visto en tal estado. Porque, además de la fertilidad y buen temperamento del suelo y cielo, es grande la abundancia de caza, pesquería y volatería que hay en aquella tierra, donde la Divina Providencia dispuso tantas y tan nobles calidades, que no se hallaran todas juntas en una parte como las que vimos en ella. Y aunque al principio no fue con ánimo de fundar en ella ciudad, el mismo tiempo lo ha ido perpetuando con la nobleza y calidad de los que la habitan, y han poblado. Está fundada sobre el río Paraguay, a la parte del Este, en tierra alta y llana, asombrada de arboleda, y compuesta de buenos campos; cuya población tomaba antiguamente más de una legua de largo y más de una milla de ancho: el día de hoy ha venido a mucha diminución. Tiene a más de la catedral, una iglesia parroquial de españoles, con otras dos o tres: la una de naturales, que es del bienaventurado San Blas, y la otra de Santa Lucía, a la cual han sido concedidas por Su Señoría muchas y muy plenarias indulgencias. Hay tres conventos de religiosos, de San Francisco, de Nuestra Señora de las Mercedes, y de la Compañía de Jesús, y un hospital de españoles y