habiéndose topado el uno con el otro, tuvieron grandes diferencias sobre el derecho de esta conquista: porque decía Andrés Manso, ser toda aquella tierra de su gobierno y descubrimiento, por el virrey de aquel reino; y decía y alegaba, que le pertenecía a él este derecho, así por la antigua posesión que los del tenían de aquella conquista, como por la facultad y comisión que traía de poblarla y conquistar. Con esta competencia estuvieron muchos días los dos capitanes, hasta que la Real Audiencia de la Plata, avisada del caso, dio orden en componerlos, para cuyo efecto salió a aquella tierra Pedro Ramírez de Quiñones, regente de aquella audiencia, que les puso términos y límites a su jurisdicción, para que cada uno conociese lo que le tocaba, y su administración; y así estuvieron muchos días los dos capitanes no muy distantes el uno del otro. En este tiempo acordó salir al , y de allí a los a verse con el virrey de aquel reino, dejando por su lugarteniente a Hernando de Salazar, que era casado con la hermana de su mujer; el cual, habiendo adquirido las voluntades de los soldados de Andrés Manso, y trabado amistad con ellos, mañosamente le prendió en cierta cordillera, y preso lo despachó al , allegando a sí todos los soldados y la gente de Andrés Manso; de forma que estaba este campo considerablemente aventajado para cualquier buen efecto. Llegado a la ciudad de los , dio cuenta al marqués de Cañete del estado de aquella conquista, certificando ser muy rica, de grande multitud de poblaciones de naturales que diese el gobierno de ella a don García de Mendoza, su hijo, el cual luego nombró por su Teniente General en aquel gobierno a , así por sus méritos y servicios, como por estar casado con doña Elvira de Mendoza, hija de don , por cuyo deudo se tenía, ayudándoles con toda la costa necesaria para su entrada. Y con este despacho volvió a esta tierra, donde luego fundó la ciudad de en medio de los términos de estaprovincia, al pie de un sierra, sobre la ribera de un deleitoso arroyo, en comarca de gran suma de naturales indios; que fueron empadronados más de 60 mil en su término y jurisdicción, casi a la parte del Septentrión y , como a la de Andrés Manso, que a este tiempo tornaba a entrar con algunos soldados en prosecución de su demanda, por la frontera de , donde se habían juntado los que con él quisieron ir. Se fue con su gente al pie de una sierra que llaman Cuzcotoro