La Argentina Manuscrita

de la tierra; y para dar color a lo que tenían hecho con algún buen efecto, determinaron hacer una población, entre el Poniente y Septentrión, en la provincia de Esteco, la cual descubrió Diego de Rojas, cuando entró la primera vez en aquella gobernación. Y saliendo de Santiago a este efecto, fundaron una ciudad, ribera del Río Salado, a la que llamaron Esteco, por un pueblo de naturales de este nombre, de quien lo tomó también la provincia. Dista esta ciudad de la de 45 leguas, y está en altura de 26 grados y medio. Estando las cosas en este estado, el capitán Gaspar de Medina, teniente del gobernador , convocó algunos amigos suyos, y con favor y ayuda de Nicolás Carrizo, Miguel de Ardiles, y el capitán Juan Pérez Moreno, prendió a Heredia y Versocana, y a los demás sus secuaces; y hecho proceso contra ellos, los sentenció a muerte, la cual se ejecutó en los más culpados, con lo que se restituyó la jurisdicción real. Y en este medio la Real Audiencia despachó a aquel gobierno al capitán Diego Pacheco, ínterin que se veía en aquella Audiencia el negocio de , que había sido llevado preso a aquella corte. Y llegado Diego Pacheco, reformó algunas cosas, y mudó el nombre de la ciudad de Esteco, llamándola Nuestra Señora de Talavera, y repartió los naturales de su distrito en 60 vecinos: y después de algunos sucesos, mandó la Real Audiencia a volver a su gobierno, y él lo hizo, aunque no duró mucho en él: porque vuelto apasionadamente, fue atropellando las cosas aun no estando muy asentadas las pasadas, que estaban puestas en el tribunal eclesiástico. Y pasadas al del santo oficio, resultó que fuese despachado del el capitán Diego de Arana, por orden de la inquisición, a prenderle; y consultado con el virrey; nombrole también para que administrase el gobierno de aquellas provincias; y con ambas facultades entró en él, y prendió a, , y puesto por efecto lo que se le había cometido, volvió con él a los , y de allí a los , dejando en el gobierno de aquella tierra al capitán Nicolás Carrizo, que en nombre de Su Majestad lo administró, hasta que fue en él proveído don Jerónimo Luis de Cabrera.


Capítulo XIII

De la llegada de al y sus sucesos; y vuelta del Obispo

No sin grandes dificultades y peligros de enemigos entraron en

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0