La Argentina Manuscrita

mataron a todos, que solo escapó el trompeta, llamado Alejandro, que se dio prisa a ponerse en su caballo, aunque con algunas heridas, y fue a dar aviso de lo que pasaba a don , que venía marchando con la gente para dicho pueblo, bien fuera del suceso; y a no ser avisado del trompeta cayera como el General en manos de aquellos enemigos, que con la misma traición le esperaban.


Capítulo XIV

Del castigo que don hizo por la muerte de , y los reencuentros que tuvo con los indios el General y su compañía

Muerto el capitán , los indios de la Comarca trataron de acometer a y su compañía; el cual como ya estaba avisado del trompeta, iba prevenido y con cuidado aguardando a los enemigos, los que pusieron en ejecución el acometerle: para lo cual ganaron un paso peligroso por donde los nuestros habían de pasar para sus pueblos, cerca de un pantano y tremedal, que les era forzoso pasar a pie, llevando los caballos de diestro. Allí se emboscaron, y el , cuando llegó, se previno de mandar reconocerle primero, con lo que descubrió la celada que le tenían armada: y haciendo reconocer otro paso por la parte de arriba, y hallándole razonable, mandó pasasen por él a la otra parte 20 arcabuceros de a caballo y algunos indios amigos que diesen de sobresalto, por las espaldas al enemigo. Y puestos en parte donde lo pudieron hacer, los acometieron e hicieron salir a campaña rasa, con lo que pudo pasar con su gente, por el paso que le tenía el enemigo tomado: y juntos en lo llano, se trabó una reñida pelea, y ayudando Nuestro Señor a los nuestros, pusieron en huida al enemigo con muerte de muchos de los suyos, y prendieron algunos caciques, a los cuales hizo hacer cuartos y empalar por los caminos. Y para acabar con este castigo y tener fuerza suficiente, convocó algunos pueblos de los leales, y que no estaban conjurados ni metidos en esta traición y juntando buena parte de ellos, los agregó con los demás de su compañía y se fue al pueblo del de la Porrilla, donde estaban los principales actores de la traición y muerte de , determinados, a aguardar a los nuestros cogiéndolos en medio de sus pueblos; habiéndose reforzado de toda la gente de guerra que pudieron para el efecto. Y con esta confianza hicieron rostro con tanto esfuerzo, que los pusieron en grande aprieto, hasta

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0