La Argentina Manuscrita

estaba haciendo a mucha prisa. Y así el mismo año salió el capitán Hernán González, con treinta soldados al efecto: y llegando al puerto y pasaje, que está tres leguas de la otra parte de la ciudad, hicieron sus fuegos para que les acudiese gente. Luego el capitán envió seis soldados a ver quienes eran, con orden de que no llegasen a tierra hasta haberla reconocido: y con todo el recato, mirado que gente era la que venía, y siendo sospechosa, no embarcasen a ninguno hasta saber su voluntad. Llegada la canoa a donde estaba Hernán González y sus compañeros, hablaron con ellos desde afuera, e informados de la prisión de , de quien era todo el recelo, y asegurados de que todos eran amigos, embarcaron al caudillo, y otros dos con él, y los llevaron al con las cartas y recaudos que traían, quedándose los demás en aquel puerto hasta que se les envió lo necesario, para su pasaje. Visto los recaudos y cartas de sus amigos, se determinó a hacer lo que le pedían. Y prevenido de lo necesario, salió de aquella ciudad, con buena compañía de gente; aunque después de puesto en camino se arrepintió. Mas no pudiendo hacer otra cosa, prosiguió y llegó a la , donde no fue tan bien recibido de Martín Suárez, como algunos creían; respecto de que no se fiaban el uno del otro, ni aun se tenían buena voluntad: y así estuvieron algunos días no muy corrientes, hasta que el Obispo tomó la mano y los conformó. Luego que salió de la ciudad, todos los vecinos y demás personas de la tierra enviaron a sacar al capitán de la fortaleza donde estaba preso y desterrado por ; y venido a la ciudad todos le recibieron por su capitán, teniente de Gobernador y Justicia Mayor de aquel distrito: y recibido con la solemnidad debida al uso de su oficio, puso a la ciudad y tierra en paz y justicia, de que carecía; hasta tanto que el que tuviese la superior gobernación, en nombre de Su Majestad, y otra cosa proveyese. Acabada la carabela, determinó el Obispo ir personalmente en ella a Castilla, llevándose consigo preso a , y que fuese por capitán , como persona que tenía necesidad de ir a Roma por el suceso pasado. Juntamente con esto se concedió facultad a un hidalgo vizcaíno, llamado , para que hiciese gente, y saliese con ella a hacer una población en , o donde más convenía. Y hecho su nombramiento, levantó 80 soldados, todos los más hijos de la tierra; y prevenidos de armas, caballos y municiones, salieron de la ciudad de la el año de 1573, por tierra y por el río en un bergantín y otras embarcaciones juntos,

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0