Relación de un viaje al Río de la Plata

y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América

los pobres animales no se atreven a acercarse a las redes por temor de las plumas que se mueven sobre ellas, aquellos con ciertas bolas atadas a cuerdas, los derriban y matan, tantos como quieren.

De Humahuaca hasta cuentan treinta leguas y no se encuentra uno con nada a lo largo de este camino, sino unas pocas haciendas de salvajes, porque hace aquí tanto frío en invierno que es duro tener que soportarlo.

El camino desde hasta Toropalca es a través de muy agradables llanuras; hay doscientas casas en el pueblo, habitadas por salvajes católicos; sólo un portugués vive allí con su familia.

Más allá de Toropalca está la , que es muy montañosa y está dotada de algunas minas de oro y plata y establecimientos para preparar el metal. Hay veinticinco leguas de distancia hasta , adonde llegué después de un viaje de sesenta y tres días.

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