los pobres animales no se atreven a acercarse a las redes por temor de las plumas que se mueven sobre ellas, aquellos con ciertas bolas atadas a cuerdas, los derriban y matan, tantos como quieren.
De Humahuaca hasta cuentan treinta leguas y no se encuentra uno con nada a lo largo de este camino, sino unas pocas haciendas de salvajes, porque hace aquí tanto frío en invierno que es duro tener que soportarlo.
El camino desde hasta Toropalca es a través de muy agradables llanuras; hay doscientas casas en el pueblo, habitadas por salvajes católicos; sólo un portugués vive allí con su familia.
Más allá de Toropalca está la , que es muy montañosa y está dotada de algunas minas de oro y plata y establecimientos para preparar el metal. Hay veinticinco leguas de distancia hasta , adonde llegué después de un viaje de sesenta y tres días.