Po bla da es tá tam bién o tra ciu dad
cua ren ta le guas más a rri ba de és ta
En e lla hay de me ta les can ti dad
em pe ro aun que los ha ya de qué pres ta
ha blan do co mo es jus to la ver dad
que el hom bre es lo que só lo a llá les res ta
pues ve mos plo mo sa ca Mel ga re jo
y hie rro con te ner po co a pa re jo
Al Pa ra ná es ya tiem po que de je mos
y al Pa ra guay a me no re vol va mos
en el cual a la cla ra bien ve re mos
que es tá ci fra do el bien que de se a mos
el bien di go que en tie rra pre ten de mos
que a go ra del di vi no no ha bla mos
que a que se so lo y su mo bien su per no
es tá só lo en go zar de Dios e ter no
En tran do al Pa ra guay a iz quier da ma no
el I pi tí se ve que es rí o fa mo so
muy plá ci do des cien de por un lla no
de pal mas y lau re les muy co pio so
El Pa ra ná mi ní es tá cer ca no
que al Pa ra ná tra vie sa cau da lo so
ha cien do trian gu lar u na is la lla na
de do ce le guas ca si de sa ba na
Poblada está también otra ciudad,
cuarenta leguas más arriba de ésta.
En ella hay de metales cantidad,
empero aunque los haya, ¿de qué presta?,
hablando como es justo la verdad,
que el hombre es lo que sólo allá les resta,
pues vemos plomo saca Melgarejo,
y hierro, con tener poco aparejo.
Al Paraná es ya tiempo que dejemos,
y al Paraguay ameno revolvamos,
en el cual a la clara bien veremos
que está cifrado el bien que deseamos,
el bien, digo, que en tierra pretendemos,
que agora del divino no hablamos,
que aquese solo y sumo bien superno
está sólo en gozar de Dios eterno.
Entrando al Paraguay a izquierda mano,
el Ipití se ve, que es río famoso;
muy plácido desciende por un llano
de palmas y laureles muy copioso.
El Paraná-miní está cercano,
que al Paraná traviesa caudaloso,
haciendo triangular una isla llana
de doce leguas casi de sabana.
Poblada está tambien otra ciudad,
Cuarenta leguas mas arriba de esta.
En ella hay de metales cantidad,
Empero, aunque los haya ¿de que presta?
Hablando como es justo la verdad,
Que el hombre es lo que solo allá les resta,
Pues vemos plomo saca ,
Y hierro, con tener poco aparejo.
Al Paraná es ya tiempo que dejemos,
Y al Paraguay ameno revolvamos;
En el cual a la clara bien veremos,
Que está cifrado el bien que deseamos.
El bien, digo, que en tierra pretendemos,
Que agora del divino no hablamos;
Que aquese solo y sumo bien superno,
Está solo en gozar de Dios eterno.
Entrando al Paraguay a izquierda mano,
El Ipití se ve, que es río famoso:
Muy plácido desciende por un llano
De palmas y laureles muy copioso.
El Paraná-miri está cercano,
Que al Paraná traviesa caudaloso,
Haciendo triangular una isla llana,
De doce leguas casi de sábana.