Edición digital AnotacionesPara hacer anotaciones en esta edición, use el botón "Anotar" de la barra de navegación. Luego de hacer click, seleccione el texto de su interés y podrá hacer resaltados y asociar notas. × Índice Canto primero Página 3Del indio Chiriguana encarnizado... Página 4Tratar quiero también de sucedidos... Página 5También diré de aquel duro flagelo... Página 6Aquéste fue el primero que en España... Página 7Aquéstos son nombrados Trujillanos... Página 8Expulsos de la tierra, fabricaron... Página 9Llegando, pues, allí ya reformadas... Página 10Pues estos dos hermanos divididos... Página 11Poblando y conquistando han alcanzado... Página 12Teniendo, pues, la gente conquistada... Página 13La costa del Brasil es muy caliente... Página 14Estando de esta suerte apoderados... Página 15Usan embustes, fraudes y marañas... Página 16Por piloto mayor de Magallanes... Página 17Algunos de los suyos se escaparon... Canto segundo Página 18La obra excelentísima y grandiosa... Página 19El río que llamamos Argentino... Página 20Pasadas estas islas de Castillos... Página 21Doce leguas de aquí Martín García... Página 22Es río de caudal y poderoso... Página 23Del río Nilo refieren escritores... Página 24Éste, malvado y perro como artero... Página 25De aquí el río arriba, navegadas... Página 26Entrando el Paraná está Santa Ana... Página 27Aquí muchas canoas se han perdido... Página 28De legua más atrás encanalado... Página 29Poblada está también otra ciudad... Página 30Si en este riachuelo el otro fuera... Página 31En gran precio las perlas éstos tienen... Página 32Poblose de muy buena y noble gente... Página 33Un palmo y más tendrá la palometa... Página 34Aves la tierra cría diferentes... Canto tercero Página 35Demás de que en nosotros señalada... Página 36Un árbol hay pequeño de la tierra... Página 37El Yumirí, que es oso hormiguero... Página 38Las víboras que son más ponzoñosas... Página 39El temple la Asumpción tiene gracioso... Página 40Los Guaycurús habitan la otra banda... Página 41Los Guaraníes solos repartidos... Página 42La sierpe con la cola revolviendo... Página 43De qué me sirve a mí querer riqueza... Página 44Otra laguna grande más crecida... Página 45Un animalejo es, algo pequeño... Página 46El agua es muy sabrosa, clara y fría... Página 47No hay bruco, ni langosta perniciosa... Página 48Es tanta la espesura de las cañas... Canto cuarto Página 49Lo que ha sido muy justo y bien ganado... Página 50Como fuese de suyo gran guerrero... Página 51Es Maestre de Campo un caballero... Página 52Iza el trinquete, amaina la mesana... Página 53No estaba en este tiempo tan poblada... Página 54Del gran Carlos las armas le pusieron... Página 55Fue causa, según dicen, esta muerte... Página 56De ver era salir en aquel llano... Página 57Quedó por Capitán y por Teniente... Página 58Comienzan a morir todos rabiando... Página 59No quiero referir extrañas cosas... Página 60Sabemos, semejante a esta bajeza... Página 61El Paraguay arriba poco trecho... Página 62Los indios que esta gente aquí mataron... Página 63Mazacara es un pece muy sabroso... Página 64Cuanto convenga en tierra, cuando es nueva... Página 65Mandando, pues, la tierra como digo... Canto quinto Página 66Segura vida llaman la pobreza... Página 67Cualquiera en la Asumpción está gozoso... Página 68Al fin, pues, interés les fuerza tanto... Página 69Pasada la famosa y gran Canaria... Página 70La costa del Brasil reconocida... Página 71En tanto que Alvar Núñez caminaba... Página 72San Fernando se dice este paraje... Página 73Una casa el Señor tenía labrada... Página 74La pila de la fuente más tenía... Página 75En alto está un altar de fina plata... Página 76Volviendo pues la gente de su entrada... Página 77Irala astuto, sabio, cauteloso... Página 78A muchos ahorcó de los leales... Página 79Irala sale en esto con armada... Página 80Malvado llamo a Lazcano yo en mi verso... Página 81A don Diego el mayor habló primero... Página 82Llegando a la ciudad al fin Irala... Página 83A tal punto llegó el atrevimiento... Página 84Conquistó los Chiquitos, que es frontera... Página 85Venegas y Cabrera, pues, al preso... Canto sexto Página 87Los hijos de este siglo, la Sapiencia... Página 88En paz tiene la tierra, gobernando... Página 89Desde Castilla al Río de la Plata... Página 90El santo del Obispo sonriendo... Página 91Su hermano, que es Rui Díaz, habitaba... Página 92De Medellín salió la dama bella... Página 93Vergara y el Obispo se han movido... Página 94Matienzo el Presidente no repugna... Página 95El Juan Ortiz se parte para Lima... Página 96Amainan a pesar vela y trinquete... Página 97Con este desastrado desbarate... Canto séptimo Página 98De Santa Cruz salieron, procurando... Página 99Aunque el Obispo era mal sufrido... Página 100A Pedro de Esquivel, un caballero... Página 101¡Oh, Marqués!, destos casos escribano... Página 102Poblado está de mártires el cielo... Página 103Holofernes soberbio, crudo, altivo... Página 104El triste doloroso del Prelado... Página 105Bajó con intención de despacharle... Página 106A mirar la visión los que salieron... Página 107Su pompa, presunción y bizarría... Página 108El Teniente que nombran se decía... Página 109Garay el río arriba se ha tornado... Página 110A Córdoba llegando el de Cabrera... Página 111De a poco precediendo excomuniones... Canto octavo Página 112Y así por no acordarme de tal llanto... Página 113Fortuna acá y allá yendo y viniendo... Página 114La noche muy obscura, la mar brava... Página 115Dejando aquesta costa a izquierda mano... Página 116El sitio es apacible y deleitoso... Página 117A la línea en aquesto se acercaron... Página 118Pudieran bien decir los doloridos... Página 119Su cara mostró Febo muy cubierta... Página 120Con este temporal tan peligroso... Página 121En demanda del Río de la Plata... Página 122Las cosas que tenían ofrecidas... Página 123Aquí puerto y lugar aparejado... Canto nono Página 124Oíd, las damas bellas, este canto... Página 125En el pasado canto recontamos... Página 126De a poco se partió el Adelantado... Página 127En el isla no comen tan a prisa... Página 128El soldado llegó casi ya muerto... Página 129¡Ay, inhumano juez, justicia dira... Página 130Pues los que están acá, en crudo llanto... Página 131No fuera muy mejor, dicen, hijitos... Página 132De dos quiero decir un caso extraño... Página 133Habiendo pues ya Febo caminado... Página 134A sí propio se odia y aborrece... Página 135Allegan al lugar muy destrozados... Página 136El Juan Ortiz aquí se regalaba... Página 137También allá en la isla pretendieron... Página 138Culebras quien hallaba era dichoso... Página 139La cosa a tal extremo hubo llegado... Página 140La prenda de este triste ya perdida... Página 141Al fin, a aquestas damas el Teniente... Canto décimo Página 142Dejémoslas, pues ya que es excusado... Página 143En tanto que uno es hombre, está obligado... Página 144Pasada la laguna, se metieron... Página 145El armada salió de aqueste puerto... Página 146Al tiempo, pues, que Febo matizando... Página 147Pilotos y maestros, marineros... Página 148Pues esta causa tengo yo por clara... Página 149Y así dice San Pedro que rodea... Página 150Mil cuentos semejantes yo pudiera... Página 151Estando capitana y almiranta... Página 152Tan sueltos y ligeros son, que alcanzan... Página 153Otra costumbre tienen aún más mala... Página 154Saliendo, pues, en nuestro seguimiento... Página 155A su lado en el tronco dos estaban... Canto undécimo Página 157Al enhornar, decimos, que se entuertan... Página 158Dijimos que el Cacique de esta gente... Página 159Consulta Juan Ortiz como le pide... Página 160Así como llegaron, los paganos... Página 161La grita y alarido levantaban... Página 162Conviene que marchemos todos luego... Página 163El zapicano ejército venía... Página 164El viejo Zapicán con grande maña... Página 165El Capitán cayó muerto en la tierra... Página 166El despojo que llevan son espadas... Página 167Pues quien perdió el amigo y el hermano... Página 168Aqueste Capitán, aunque miraba... Página 169Pues viendo cómo al fuerte hubo venido... Página 170Yamandú dice el perro que se llama... Página 171Sus indios piedras tiran, aun allegan... Página 172Estando aqueste indio razonando... Página 173Después que aquesta isla se tomaba... Página 174Estaba en un navío aprisionado... Canto duodécimo Página 175Fortuna, por hablar de esta manera... Página 176El capitán Rui Díaz aprestado... Página 177Del isla San Gabriel sale el armada... Página 178Salieron a nosotros embijados... Página 179En esto de la casa hubo salido... Página 180Salímonos de aquí, que se temía... Página 181Algún vigor cobraron desque vieron... Página 182Trabajo no pequeño se pasaba... Página 183Pasando de Gaboto, a poco trecho... Página 184Volver quiero a tratar un poco agora... Página 185E hízolo el Terú, que con su gente... Página 186Partió con treinta mozos valerosos... Página 187Con gran solicitud en su caballo... Página 188Diciendo Liropeya estas razones... Página 189Yanduballo cayera en tierra frío... Página 190Lo que el triste mancebo sentiría... Página 191Salió pues de la selva Caraballo... Página 192Con esta nueva cierta, a grande priesa... Canto decimotercio Página 193Jamás fortuna dio contentamiento... Página 194¡Qué pena, qué dolor no mitigara... Página 195Llegado este tacaño con las cartas... Página 196Con diez u once canoas esquifadas... Página 197O como aquel mancebo que ha cogido... Página 198Por un pequeño río de boscaje... Página 199Quería arremeter el can rabioso... Página 200Las balsas aquí cargan de comida... Página 201Diciendo aquesto, estaban muy metidos... Página 202De dos naves que había del armada... Página 203Garay con los Beguaes de otra banda... Página 204El armada se va por un estero... Página 205Es tan ameno y bello este paraje... Página 206Mas al isla conviene dar la vuelta... Página 207En un punto veréis que se levanta... Página 208Garay en una isla empantanada... Página 209Al día del postrer juicio figuraba... Canto decimocuarto Página 210¿A quién he de llamar que me dé aliento... Página 211El bergantín le vido, mas primero... Página 212Llegado a poco trecho, hacen alto... Página 213Más cosas les oí por mis oídos... Página 214Seguíanle los once de tal suerte... Página 215Allega Menialvo con su espada... Página 216Añagualpo, que estaba muy pujante... Página 217El buen Mateo Gil, soldado viejo... Página 218La pica suelta el indio muy corrido... Página 219Fortuna, si quisieres estar queda... Página 220Recógese la gente muy gozosa... Página 221En tanto que nosotros celebramos... Canto decimoquinto Página 222Aquí, pues, los dejemos, descansando... Página 223Oí, cierto, una cosa muy galana... Página 224Estaban congojosos, esperando... Página 225Venidos los bajeles y buen viento... Página 226De aquí los dos pasaron adelante... Página 227El capitán Garay con sus soldados... Página 228Un caso contaré, que manifiesta... Página 229Metiose Juan Ortiz en su navío... Página 230Aquel Cayú que dije, que huyendo... Página 231Es justo déste quede gran memoria... Página 232Cual suelen cazadores por el soto... Página 233Dios sabe cuánto yo lo he procurado... Página 234Estaban, sin los dichos, más cautivos... Página 235Los indios con aquesto se espantaron... Página 236Con prisa Cayú vuelve en compañía... Página 237Cayú, bien ves cual quedo entre cristianos... Canto decimosexto Página 238Tratemos dél agora, que sucede... Página 239Contra el hombre quedó Satán tan diestro... Página 240Un Diego Gómez, hombre marinero... Página 241Aquéste es don Gabriel, que de su tierra... Página 242Que si el Virrey se le entra por la tierra... Página 243Entre los suyos hizo llamamiento... Página 244Bebiendo de la chicha y del brebaje... Página 245Las tazas andan tales y los mates... Página 246El nuestro Paniagua placentino... Página 247A Santa Cruz las cartas llegan breve... Página 248El Cabildo enviar procura luego... Página 249Con sus arcabuceros de delante... Página 250Al tiempo, pues, que ya lo concertaba... Página 251Don Diego en esto y Ávila pensando... Página 252Y aunque nunca romper ha procurado... Página 253Celoso suele ser y recatado... Página 254De aquí por su mandado a priesa fueron... Página 255De allí de Chalamarca pues envía... Página 256Aquí quedan cansados los carneros... Página 257Tres casas y buhíos muy crecidos... Página 258Apenas está el fuerte fabricado... Página 259La tierra toda junta se ha juntado... Canto decimoséptimo Página 260Aquel es de valor y grande estima... Página 261Bien claro se mostró, pues prevenía... Página 262Mas no tuvo don Diego tal designo... Página 263Los ingenios los muelen muy aína... Página 264A las casas reales fue llevado... Página 265También a Diego Gómez, el que había... Página 266Si sólo imaginar un sentenciado... Página 267No finjo santidad ni hipocresía... Página 268Julio Solino cuenta una costumbre... Página 269El cisne, blanco, bello, dicen suele... Página 270Pero, aquel que no sabe ni está cierto... Página 271Ésta a Bartolomé hizo que diese... Página 272Aquéste en Vilcabamba residía... Página 273Martín García Loyola caballero... Página 274Una cadena le echa a la garganta... Página 275El Virrey replicó que lo hiciese... Página 276Allá en el cadalso pues subido... Página 277Y así probé manjares y guisados... Canto decimoctavo Página 278Comímonos el perro con secreto... Página 279¿Quién vido bizarría y gentileza... Página 280¡Oh!, cuántas veces, dijo un tesorero... Página 281Entiendo que en muy breve he de acabarme... Página 282El socorro que digo, pues, venido... Página 283En el Perú sabemos que acontece... Página 284Hacer información que roba a todos... Página 285Sospéchase de cierto, pues no vienen... Página 286Subiendo, pues, el Río de la Plata... Página 287La nao vizcaína, que plantada... Página 288Los reyes yo le dije que tomaban... Página 289Los soberbios y vanos, los altivos... Página 290Aunque el Adelantado procuraba... Página 291Había Pedernera, un hombre viejo... Página 292Nombrole coadjutor que le ayudase... Canto decimonono Página 293Refrán es muy antiguo y muy usado... Página 294Comienza, pues, Mendieta de cegarse... Página 295Al tiempo que en la horca está subido... Página 296Don Francisco el Virrey, dicen, quisiera... Página 297Don Francisco le tuvo aprisionado... Página 298Aunque a muchas mujeres recuestaba... Página 299Y aunque al Mendieta a veces sucedían... Página 300También prendió a una dama, porque había... Página 301A personas muy muchas oprimía... Página 302Los clérigos y frailes muy a prisa... Página 303Aqueste Sierra era muy honrado... Página 304El pobre, desque vio cómo aferraba... Página 305Con él se habían, huyendo, retraído... Página 306Con las guardas salía a pasearse... Página 307Anduvo, pues, el triste y afligido... Página 308Garay, que del Perú viene huyendo... Página 309Dejole allí llorando su ventura... Página 310De lo pasado dando larga cuenta... Página 311Camina el río arriba diligente... Página 312Con temporal deshecho, o de su grado... Página 313Habíase con él desembarcado... Página 314En esto se acordó hacer conquista... Página 315El piloto mayor con el navío... Página 316La causa de este mal es el anchura... Canto vigésimo Página 317El abeja convierte, como vemos... Página 318Cuánto deba tratarse con llaneza... Página 319Con éste la nación ruda, indiscreta... Página 320La mano está temblando de escribillo... Página 321Un hijo que éste tiene se llamaba... Página 322Tomando los soldados esta fuente... Página 323Dos somos, salgan dos, tres, cuatro, luego... Página 324El bravo Corací al Espeluca... Página 325Al fin, como se ve sin una mano... Página 326Llegados a su estancia relataron... Página 327Y junta luego al punto allí su gente... Página 328Así que me parece que conviene... Página 329Dos indios a llamarlo se partieron... Página 330Curemo allí salió disimulando... Página 331Gran priesa da a Garay para que salga... Página 332Al fin, en cuatro pueblos que se ha dado... Página 333Tapuy Guazú holgó de la venganza... Página 334No creo año se llevan los guerreros... Página 335Con la pica le lleva gran ventaja... Página 336En tanto que esto pasa, presuroso... Página 337Yaguatatí de presto se le ofrece... Página 338Garay, que caminaba desque llega... Página 339Yaguatatí en un punto embravecido... Página 340Bañuelos de esta hecha, y Espinosa... Página 341El Obera, maldito, dado había... Página 342Otro mestizo andaba levantado... Canto vigésimo primero Página 344Mi ronca voz desmaya desque siento... Página 345Rehecha en Santa Fe aquesta armada... Página 346Al punto que los indios grita dieron... Página 347Habiéndose los indios, pues, huido... Página 348Estando la ciudad así poblada... Página 349Servicio al gran Virrey", dicen, "haremos... Página 350Él dice: "Como Reina, espera bella... Página 351Acude Venialvo, que lo oyera... Página 352El General con otros de secreto... Página 353La voz del Rey sonó muy prestamente... Página 354A Romero en aquesto mal herido... Página 355Algunos más mancebos presos fueron... Página 356De parte de su hermano le decía... Página 357A tal punto, sazón y coyuntura... Página 358De Lerma no huyeron la presencia... Página 359Yo, cierto, que entendí de esta reyerta... Página 360En breve comenzaron de trabarse... Canto vigésimo segundo Página 362No es justo al enemigo que tenemos... Página 363Aqueste inglés y noble caballero... Página 364Tomando, pues, su gente el luterano... Página 365En Arica regía éste la costa... Página 366En breve se conoce ser cosario... Página 367La turbación y priesa yo decilla... Página 368San Juan de Ontón, navío muy nombrado... Página 369En una isla pequeña despoblada... Página 370En él entrando rico y poderoso... Página 371En la Merced estaba recogido... Página 372Al Audiencia de Charcas despachados... Página 373En Arequipa en esto ha sucedido... Página 374Amigos a otros fueron muy propicios... Página 375A mediodía sucede, que si fuera... Página 376Al cual de su propósito maligno... Página 377Catalina, verdugo sin consejo... Página 378Expira el sin ventura sollozando... Página 379Veréis que al parecer muy tiernamente... Página 380Católica y beata, gran corona... Canto vigésimo tercio Página 381Quisiera que el estilo de mi rima... Página 382El muy docto Lartaun ha venido... Página 383Parecen en Concilio demandando... Página 384Tenía en el Virrey gran confianza... Página 385Quien vido la ciudad alborotada... Página 386Por las calles y plaza a las ventanas... Página 387Tan bien aderezadas y vestidas... Página 388Doña Beatriz la Coya en esto ha ido... Página 389La tierra por tres partes diferentes... Página 390Murieron cuatrocientos naturales... Página 391Un ruido el temblor causó tamaño... Página 392Las unas en camisa, desgreñadas... Página 393También otra sesión fue publicada... Página 394Gran consuelo recibe Lima toda... Canto vigésimo cuarto Página 395Con esto subo arriba, do veremos... Página 396Francisco, como dije, lo atraviesa... Página 397Trató con los gigantes de Pancaldo... Página 398Más venturoso fue nuestro Sarmiento... Página 399También Sotomayor a Chile viene... Página 400Al fin salió el inglés de allí primero... Página 401Tomando el Argentino el trujillano... Página 402Así estando una noche descansando... Página 403Comienzan de hacer cruda matanza... Página 404Llore mi musa y verso con ternura... Página 405En el agua cayó cuando subía... Página 406El Mañuá, quedando victorioso... Página 407Tupaayquá la primera se decía... Página 408Los dos maridos, vista la hazaña... Página 409La gente que aquí baja es en gran suma... Página 410El enemigo, viendo que amanece... Página 411De aquestos cuatro, dos, el uno Luna... Página 412De Sarmiento tratar no quiero agora... Canto vigésimo quinto Página 413No vemos ser seguro a lo presente... Página 414Ibitupué, el astuto y cauteloso... Página 415Había mucha caza regalada... Página 416Lo que conviene agora que se haga... Página 417Aún no acababa bien estas razones... Página 418El hombre me habló desta manera... Página 419Al fin, por loco viejo le dejaron... Página 420Aquéste a Santa Cruz pobló primero... Página 421En un paso se ponen peligroso... Página 422Fenece aquí la triste su triste hora... Página 423Doña Elvira en aquesto el todo ha sido... Página 424El Conde del Villar en esto viene... Página 425Don Luis Sotomayor, "¿De qué aprovecha... Página 426En poco estuvo el Conde de perderse... Página 427Empero en este trance tan terrible... Página 428A Lucifer soberbio, jactancioso... Página 429Quedó de este temblor tan arruinada... Canto vigésimo sexto Página 430La pérfida de sí misma olvidada... Página 431Entre soldados, gente desalmada... Página 432Ilustres mis señores luteranos... Página 433De sus paños y tocas las banderas... Página 434El enemigo yendo navegando... Página 435Con toda su tardanza al fin llegaron... Página 436Saltó el inglés en tierra, y al poblado... Página 437Candish muy a su gusto a dar carena... Página 438Probemos, si os parece bien, la mano... Canto vigésimo séptimo Página 439Si solo viene el mal, decir se suele... Página 440Tomó algunos navíos en la costa... Página 441Era juez entonces un Machado... Página 442Prendió los principales, desnudando... Página 443Del Río de Jenero ha despachado... Página 444Llegué yo a esta sazón en mi navío... Página 445Ésta fue de Davis, muy entendido... Página 446Comienzan a virar, pues, engañados... Página 447Aquéstos nos dijeron que tenían... Página 448Trajéronnos los tres en carnes puras... Canto vigésimo octavo Página 449Tener bravos encuentros de fortuna... Página 450Tomás Candish, que estaba tan pujante... Página 451Un mancebo a la lancha acude luego... Página 452Los indios a los muertos les cortaron... Página 453Mas viendo que sus retos son en vano... Página 454Salió Candish de aquí con crudo duelo... Página 455De aquellos que se huyen en llegando... Página 456Maldito sea aquel día en que nacido... Página 457Davis, dije, volvía de arribada... Página 458Quién duda que San Pedro, como vido... Página 459También los viejos claman suspirando... Página 460Allí vide las fuerzas derribadas... Página 461Aquí quiero dejarlo, prometiendo...