El Yu mi rí que es o so hor mi gue ro
a quién no es pan ta rá su com pos tu ra
Por bo ca tie ne un muy chi co a gu je ro
co mo un no vi llo gran de y de he chu ra
del o so a cá co mún no es car ni ce ro
y prí va le de ser lo el an gos tu ra
de la bo ca mas ven ce al ti gre fuer te
cau sán do le por ham bre cru da muer te
El ins tin to de un vil a ni ma le jo
Ey ra ha por nom bre me ha ad mi ra do
de suer te es y de for ma de un co ne jo
mas ma ta co mo ve mos un ve na do
sal ta y a fe rra fir me en el pe lle jo
y en el se ce so da fie ro bo ca do
ha cien do con las u ñas tal ca mi no
que sa ca al a ni mal el in tes ti no
Lo mis mo ha ce al hom bre y o tra co sa
u na ho rren da cu le bra que es nom bra da
Cu ri yú muy gran de y es pan to sa
de lar go y de gro sor des com pa sa da
lo que ha co mi do y tra ga no lo bo sa
ni e cha por a ba jo mas po sa da
en tie rra la ba rri ga se a bre y e cha
a que llo que de na da le a pro ve cha
El Yumirí, que es oso hormiguero,
¿a quién no espantará su compostura?
Por boca tiene un muy chico agujero,
como un novillo grande, y de hechura
del oso acá común; no es carnicero,
y prívale de serlo el angostura
de la boca, mas vence al tigre fuerte,
causándole por hambre cruda muerte.
El instinto de un vil animalejo,
Eyra ha por nombre, me ha admirado;
de suerte es y de forma de un conejo,
mas mata, como vemos, un venado,
salta y aferra firme en el pellejo,
y en el seceso da fiero bocado,
haciendo con las uñas tal camino
que saca al animal el intestino.
Lo mismo hace al hombre y otra cosa
una horrenda culebra, que es nombrada
Curiyú, muy grande y espantosa,
de largo y de grosor descompasada;
lo que ha comido y traga no lo bosa,
ni echa por abajo, mas posada
en tierra la barriga, se abre y echa
aquello que de nada le aprovecha.
El Yumiri, que es oso hormiguero,
¿A quien no espantará su compostura?
Por boca tiene un muy chico agujero,
Como un novillo grande, y de hechura
Del oso aca comun: no es carnicero,
Y prívale de serlo el angostura
De la boca mas vence al tigre fuerte,
Causandole por hambre cruda muerte.
El instinto de un vil animalejo,
Eyra ha por nombre, me ha admirado;
De suerte es y de forma de un conejo,
Mas mata, como vemos, un venado.
Salta y aferra firme en el pellejo,
Y en el seseso dá fiero bocado,
Haciendo con las uñas tal camino,
Que saca al animal el intestino.
Lo mismo hace al hombre y otra cosa
Una horrenda culebra, que es nombrada
Curiyú muy grande y espantosa,
De largo, y de grosor descompasada.
Lo que ha comido y traga no lo bosa,
Ni echa por abajo: mas posada
En tierra la barriga, se abre y echa
Aquello que de nada le aprovecha.