O tra la gu na gran de más cre ci da
de más ad mi ra ción que a qués ta ve mos
que es tá la tie rra a den tro al go me ti da
los in dios del A cai en sus ex tre mos
ha bi tan y e llos di cen que fun di da
an ti gua men te fue gen te y cre e mos
nos di cen es tá el dia blo a tor men tan do
a que llos que pe ca ron en ne fan do
Gran gri to y a la ri do y gran es truen do
a llá den tro pa re ce que re sue na
cuan do se a lle ga jun to es tre me cien do
el cuer po que da to do con gran pe na
Al gu nos de te mor vuel ven hu yen do
pa jas se les an to ja y el a re na
que son dia blos que vie nen en pos de e llos
y vuel ven e ri za dos los ca be llos
Y no le jos de a quí por pro pios o jos
el car bun clo a ni mal ve ces he vis to
Nin gu no me lo juz gue por an to jos
que por ca zar al gu no an du ve lis to
Mil pe nas pa de cí y mil e no jos
en se gui mien to de él mas cuán bien quis to
y ri co y ven tu ro so se ha lla ra
a quel que A uag pi tán vi vo ca za ra
Otra laguna grande más crecida
de más admiración que aquésta vemos,
que está la tierra adentro algo metida;
los indios del Acai en sus extremos
habitan, y ellos dicen que fundida
antiguamente fue gente, y creemos,
nos dicen, está el diablo atormentando
aquellos que pecaron en nefando.
Gran grito y alarido y gran estruendo
allá dentro parece que resuena
cuando se allega junto, estremeciendo
el cuerpo queda todo con gran pena.
Algunos de temor vuelven huyendo;
pajas, se les antoja, y el arena
que son diablos que vienen en pos de ellos,
y vuelven erizados los cabellos.
Y no lejos de aquí, por propios ojos,
el carbunclo animal veces he visto.
Ninguno me lo juzgue por antojos,
que por cazar alguno anduve listo.
Mil penas padecí, y mil enojos,
en seguimiento de él, ¡mas cuán bien quisto
y rico y venturoso se hallara
aquel que Auagpitán vivo cazara!
Otra laguna grande mas crecida,
De mas admiracion que aquesta vemos,
Que esta la tierra adentro algo metida;
Los indios del Acay en sus extremos
Habitan, y ellos dicen que fundida
Antiguamente fué gente, y creemos,
Nos dicen, esta el diablo atormentando
Aquellos que pecaron en nefando.
Gran grita y alarido y gran estruendo
Allá dentro parece que resuena;
Cuando se allega junto, estremeciendo
El cuerpo queda todo con gran pena.
Algunos de temor vuelven huyendo;
Pajas, se les antoja, y el arena
Que son diablos que vienen en pos de ellos,
Y vuelven erizados los cabellos.
Y no lejos de aquí, por propios ojos,
El Carbunclo animal veces he visto:
Ninguno me lo juzgue por antojos,
Que por cazar alguno anduve listo.
Mil penas padecí, y mil enojos
En seguimiento de el; ¡Mas cuan bien quisto,
Y rico y venturoso se hallara
Aquel que Anagpitan vivo cazára!