No hay bru co ni lan gos ta per ni cio sa
ni e ru go ni o tra pla ga que yo en tien da
que i gua le a es ta mal di ta ma ri po sa
te rri ble si co mien za su con tien da
A sí es tá des ta pla ga tan me dro sa
la gen te del U bay que vien do sen da
por do huir su tie rra y na ci mien to
la de jan por te ner al gún con ten to
Tam bién hay o tras ca ñas muy ma yo res
del grue so son de un ro ble bien cre ci do
en que se crí an gu sa nos y me jo res
de los u nos y de o tros he co mi do
en muy po co de fie ren sus sa bo res
Es tan do el u no y o tro de rre ti do
man te ca fres ca a mí me pa re cí a
mas sa be Dios el ham bre que te ní a
En los mo jos de a ques tas ca ñas vi mos
con a gua bien sa bro sa más gu sa nos
ni den tro ni de fue ra los sen ti mos
en to da la mon ta ña ni en los lla nos
Las ca ñas por cum bre ras las pu si mos
con te ner o tros pa los muy cer ca nos
mas no ha bí a qué te mer que la cor te za
te ní an de te rri ble for ta le za
No hay bruco, ni langosta perniciosa,
ni erugo, ni otra plaga que yo entienda,
que iguale a esta maldita mariposa,
terrible si comienza su contienda.
Así está desta plaga tan medrosa
la gente del Ubay, que viendo senda
por do huir su tierra y nacimiento,
la dejan por tener algún contento.
También hay otras cañas muy mayores
(del grueso son de un roble bien crecido)
en que se crían gusanos, y mejores;
de los unos y de otros he comido,
en muy poco defieren sus sabores.
Estando el uno y otro derretido,
manteca fresca a mí me parecía,
¡mas sabe Dios el hambre que tenía!
En los mojos de aquestas cañas vimos,
con agua bien sabrosa, más gusanos,
ni dentro ni de fuera los sentimos
en toda la montaña ni en los llanos.
Las cañas por cumbreras las pusimos,
con tener otros palos muy cercanos,
mas no había qué temer, que la corteza
tenían de terrible fortaleza.
No hay bruco, ni langosta perniciosa,
Ni erugo, ni otra plaga que yo entienda,
Que iguale a esta maldita mariposa,
Terrible, si comienza su contienda.
Así esta desta plaga tan medrosa
La gente del Ubay, que viendo senda
Por do huir su tierra y nacimiento,
La dejan por tener algun contento.
Tambien hay otras cañas muy mayores,
Del grueso son de un roble bien crecido
En que se crian gusanos, y mejores.
De los unos y de otros he comido:
En muy poco defieren sus sabores.
Estando el uno y otro derretido,
Manteca fresca a mi me parecia,
¡Mas sabe Dios el hambre que tenia!
En los mojos de aquestas cañas vimos,
Con agua bien sabrosa, mas gusanos,
Ni dentro ni de fuera los sentimos
En toda la montaña ni en los llanos.
Las cañas por cumbreras las pusimos,
Con tener otros palos muy cercanos,
Mas no habia que temer, que la corteza
Tenian de terrible fortaleza.