Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Fue cau sa se gún di cen es ta muer te

tan fue ra de ra zón con tra jus ti cia

del fu nes to su ce so ho rri ble y fuer te

del in fe liz don Pe dro y su mi li cia

Que e cha da es ta en vi dio sa y cru da suer te

con tan ta co bar a y gran ma li cia

co men a cas ti gar Dios el ar ma da

con un gra ve fla ge lo y cru da es pa da

Des de que em pie za el mun do es sa bi do

el cas ti go que ha ce Dios e ter no

por vis ta de los o jos co no ci do

es cuan do la es ti ma el Sem pi ter no

la muer te del que es jus to y bien cre í do

te ne mos la cas ti ga con in fier no

que la san gre de A bel el i no cen te

cla man do es an te Dios om ni po ten te

Al fin de a ques ta is la se ha pa sa do

con al gu nos des cuen tos que no di go

y el o de la Pla ta se ha to ma do

y el puer to San Ga briel de de sa bri go

De a llí lue go pa so se al o tro la do

a Bue nos Ai res que es de más a bri go

a do fue el las ti mo so a ca ba mien to

de tan ta bi za rrí a cual yo cuen to

Fue causa, según dicen, esta muerte

tan fuera de razón, contra justicia,

del funesto suceso, horrible y fuerte

del infeliz don Pedro y su milicia.

Que echada esta envidiosa y cruda suerte

con tanta cobardía y gran malicia,

comenzó a castigar Dios el armada

con un grave flagelo y cruda espada.

Desde que empieza el mundo está sabido

el castigo que hace Dios eterno,

por vista de los ojos conocido

está cuando la estima el Sempiterno;

la muerte del que es justo y bien creído

tenemos la castiga con infierno,

que la sangre de Abel el inocente

clamando está ante Dios omnipotente.

Al fin de aquesta isla se ha pasado

con algunos descuentos que no digo,

y el Río de la Plata se ha tomado,

y el puerto San Gabriel de desabrigo.

De allí luego pasose al otro lado,

a Buenos Aires que es de más abrigo,

a do fue el lastimoso acabamiento

de tanta bizarría, cual yo cuento.

Fue causa, segun dicen, esta muerte

Tan fuera de razon, contra justicia,

Del funesto suceso, horrible, y fuerte

Del infeliz Don Pedro y su milicia.

Que echada esta envidiosa y cruda suerte

Con tanta cobardía y gran malicia,

Comenzo a castigar Dios el armada,

Con un grave flagelo y cruda espada.

Desde que empieza el mundo está sabido

El castigo que hace Dios eterno;

Por vista de los ojos conocido,

Está cuando la estima el Sempiterno:

La muerte del que es justo y bien creido,

Tenemos la castiga con infierno:

Que la sangre de Abel el inocente

Clamando está ante Dios omnipotente.

Al fin de aquesta isla se ha pasado,

Con algunos descuentos que no digo,

Y el Río de la Plata se ha tomado,

Y el puerto San Gabriel de desabrigo.

De allí luego pasóse al otro lado,

A Buenos Aires, que es de mas abrigo,

A dó fué el lastimoso acabamiento,

De tanta bizarria, cual yo cuento.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0