Al fin pues in te rés les fuer za tan to
en la A sump ción sin pla ta ni di ne ro
que su pla cer se vuel ve en tris te llan to
los cue llos en tre gan do al car ni ce ro
Pen sa ron de sa lir de un gran que bran to
y die ron en un hon do su mi de ro
co mo ve rá cual quie ra que es té a ten to
a la his to ria pre sen te que yo cuen to
Ha bien do a quel que al mun do dio de ma no
en true co del e ter no y gran re po so
de ján do le pri me ro to do lla no
y en paz al he re de ro muy di cho so
juz ga do por con se jo bue no y sa no
de dar hom bre va lien te y be li co so
al Ar gen ti no en ví a A de lan ta do
que Ca be za de Va ca fue nom bra do
Del cual su ar ma da a pri sa a bas te ci da
de to do el ne ce sa rio y sus per tre chos
de la ciu dad de Cá diz fue par ti da
y a las Ca na rias lle gan bien de re chos
Los más de to dos es gen te lu ci da
al gu nos con in sig nias en los pe chos
de no bles y lus tro sas en co mien das
y mu chos de va lor y gran des pren das
Al fin, pues, interés les fuerza tanto
en la Asumpción sin plata ni dinero,
que su placer se vuelve en triste llanto,
los cuellos entregando al carnicero.
Pensaron de salir de un gran quebranto,
y dieron en un hondo sumidero,
como verá cualquiera que esté atento
a la historia presente que yo cuento.
Habiendo aquel que al mundo dio de mano
en trueco del eterno y gran reposo,
dejándole primero todo llano
y en paz, al heredero muy dichoso,
juzgado por consejo bueno y sano,
de dar hombre valiente y belicoso,
al Argentino envía Adelantado,
que Cabeza de Vaca fue nombrado.
Del cual su armada a prisa abastecida
de todo el necesario, y sus pertrechos,
de la ciudad de Cádiz fue partida,
y a las Canarias llegan bien derechos.
Los más de todos es gente lucida,
algunos con insignias en los pechos,
de nobles y lustrosas encomiendas,
y muchos de valor y grandes prendas.
Al fin, pues, interes les fuerza tanto
En la Asumpcion sin plata ni dinero,
Que su placer se vuelve en triste llanto,
Los cuellos entregando al carnicero.
Pensaron de salir de un gran quebranto,
Y dieron en un hondo sumidero:
Como verá cualquiera que esté atento,
A la historia presente que yo cuento.
Habiendo aquel que al mundo dió de mano
En trueco del eterno y gran reposo,
Dejándole primero todo llano
Y en paz, al heredero muy dichoso,
Juzgado por consejo bueno y sano,
De dar hombre valiente y belicoso,
Al Argentino envia ,
Que fué nombrado.
Del cual su armada a prisa abastecida
De todo el necesario, y sus pertrechos,
De la ciudad de Cádiz fué partida,
Y a las Canarias llegan bien derechos.
Los mas de todos es gente lucida,
Algunos con insignias en los pechos,
De nobles y lutrosas encomiendas,
Y muchos de valor y grandes prendas.