Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

U na ca sa el Se ñor te a la bra da

de pie dra blan ca to da has ta el te cho

con dos to rres muy al tas a la en tra da

ha a del u na al o tra po co tre cho

Y es ta ba en me dio de e llas u na gra da

y un pos te en la mi tad de lla de re cho

y dos vi vos le o nes a sus la dos

con sus ca de nas de o ro a he rro ja dos

En ci ma de es te pos te y gran co lu na

que de al to vein te y cin co pies te a

de pla ta es ta ba pues ta u na gran lu na

que en to da la la gu na re lu a

La som bra que ha a en la la gu na

muy cla ra des de a par te pa re a

Quién hay que no to ma ra u na ta ja da

de la lu na aun que fue ra de men gua da

Pa sa das es tas to rres se for ma ba

u na pe que ña pla za bien cua dra da

en el ma yor es o fres ca es ta ba

que de ár bo les es to da po bla da

los cua les u na fuen te los re ga ba

que en me dio de la pla za es si tia da

con cua tro ca ños de o ro grue sos be llos

que yo sé quién hol ga ra de te ne llos

Una casa el Señor tenía labrada

de piedra blanca toda hasta el techo,

con dos torres muy altas a la entrada,

había del una al otra poco trecho.

Y estaba en medio de ellas una grada

y un poste en la mitad della derecho,

y dos vivos leones a sus lados,

con sus cadenas de oro aherrojados.

Encima de este poste y gran coluna,

que de alto veinte y cinco pies tenía,

de plata estaba puesta una gran luna,

que en toda la laguna relucía.

La sombra que hacía en la laguna

muy clara desde aparte parecía.

¿Quién hay que no tomara una tajada

de la luna aunque fuera de menguada?

Pasadas estas torres se formaba

una pequeña plaza bien cuadrada;

en el mayor estío fresca estaba,

que de árboles está toda poblada,

los cuales una fuente los regaba,

que en medio de la plaza está sitiada,

con cuatro caños de oro gruesos, bellos,

que yo sé quién holgara de tenellos.

Una casa el Señor tenia labrada

De piedra blanca toda hasta el techo,

Con dos torres muy altas a la entrada,

Habia del una al otra poco trecho.

Y estaba en medio de ellas una grada

Y un poste en la mitad della derecho,

Y dos vivos leones a sus lados,

Con sus cadenas de oro aherrojados.

Encima de este poste y gran coluna,

Que de alto veinte y cinco pies tenia,

De plata estaba puesta una gran luna,

Que en toda la laguna relucía.

La sombra, que hacia en la laguna,

Muy clara desde aparte parecía.

¿Quien hay que no tomára una tajada

De la luna, aunque fuera de menguada?

Pasadas estas torres, se formaba

Una pequeña plaza bien cuadrada;

En el mayor estío fresca estaba,

Que de árboles está toda poblada,

Los cuales una fuente los regaba,

Que en medio de la plaza está sitiada,

Con cuatro caños de oro gruesos, bellos,

Que yo sé quien holgára de tenellos.

Volver al Índice

Mantenido por hdlabconicet

2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0