Lle gan do a la ciu dad al fin I ra la
con gran de re go ci jo es re ci bi do
de Men do za la muer te le de sa la
el co ra zón y en tra ñas le ha rom pi do
Tras A bre go con prie sa el mon te ta la
y a Es ca so a ques ta cau sa ha co me ti do
mas no le fue en el ti ro de su ma no
que un ti ro que ti ró no sa le va no
Al A bre go a pren der I ra la en ví a
por que él con los le a les re ti ra do
an da ba por los bos ques a por fí a
del re me dio de Es pa ña con fia do
El Es ca so que su po dó dor mí a
u na no che le ha lla des cui da do
y al blan co pe cho a pun ta y fue tan cier to
que el co ra zón le par te y de ja muer to
Mu chos de los le a les des ma ya ron
por ver se sin ca be za y per se gui dos
y al gu nos al I ra la se pa sa ron
y fue ron con a mor dél re ci bi dos
Los o tros que más tiem po por fia ron
vi nie ron con do lor muy a fli gi dos
que el nom bre de le al e ra ne fan do
y en tris ca le nom bra ban y bur lan do
Llegando a la ciudad al fin Irala,
con grande regocijo es recibido;
de Mendoza la muerte le desala
el corazón, y entrañas le ha rompido.
Tras Abrego con priesa el monte tala,
y a Escaso aquesta causa ha cometido,
mas no le fue en el tiro de su mano,
que un tiro que tiró no sale vano.
Al Abrego a prender Irala envía,
porque él con los leales retirado
andaba por los bosques a porfía,
del remedio de España confiado.
El Escaso, que supo dó dormía,
una noche le halla descuidado,
y al blanco pecho apunta, y fue tan cierto
que el corazón le parte, y deja muerto.
Muchos de los leales desmayaron
por verse sin cabeza y perseguidos,
y algunos al Irala se pasaron
y fueron con amor dél recibidos.
Los otros, que más tiempo porfiaron,
vinieron con dolor muy afligidos,
que el nombre de leal era nefando
y en trisca le nombraban, y burlando.
Llegando a la ciudad al fin ,
Con grande regocijo es recibido;
De la muerte le desala
El corazon, y entrañas le ha rompido.
Tras con priesa el monte tala,
Y a Escaso aquesta causa ha cometido:
Mas no le fué en el tiro de su mano,
Que un tiro que tiró no sale vano.
Al a prender envia,
Porque él con los leales retirado
Andaba por los bosques a porfia,
Del remedio de España confiado.
El Escaso, que supo dó dormia,
Una noche le halla descuidado,
Y al blanco pecho apunta, y fué tan cierto,
Que el corazon le parte, y deja muerto.
Muchos de los leales desmayaron,
Por verse sin cabeza y perseguidos,
Y algunos al se pasaron,
Y fueron con amor dél recibidos.
Los otros, que mas tiempo porfiaron,
Vinieron con dolor muy afligidos:
Que el nombre de leal era nefando,
Y en trisca le nombraban, y burlando.