A tal pun to lle gó el a tre vi mien to
del ban do del I ra la que ca san do
su hi ja con Ver ga ra por con ten to
y pla cer un sol da do sus pi ran do
en u na far sa sa le des con ten to
y ro to y po bre y o tro pre gun tan do
y él res pon de di cién do le quién e ra
de los le a les soy que no de bie ra
Qué de le a les sois le di ce lue go
mi rad pues bien el pa go que sa ca do
ha béis de e sa con tien da y tris te jue go
que tan con tra ra zón ha béis ju ga do
Her ma no por ven tu ra es táis tan cie go
que no veis que es an dar de pie que bra do
El tris te del le al di ce tem blan do
her ma no lo que sé que es toy pe nan do
El va le ro so Cha ves ca mi na ba
la vuel ta del Pe rú don de ha sa li do
con tra ba jo so bra do que pa sa ba
de gen te que el ca mi no le ha im pe di do
A mu chos fuer te men te con quis ta ba
y a su dic ción y man do ha so me ti do
rom pien do fuer tes y al tas pa li za das
con o bras muy he roi cas y a fa ma das
A tal punto llegó el atrevimiento
del bando del Irala, que casando
su hija con Vergara, por contento
y placer, un soldado suspirando
en una farsa sale descontento,
y roto y pobre, y otro preguntando,
y él responde, diciéndole ¿quién era?:
de los leales soy, que no debiera.
¿Qué, de leales sois?, le dice luego,
mirad pues bien el pago que sacado
habéis de esa contienda y triste juego
que tan contra razón habéis jugado.
Hermano, por ventura estáis tan ciego
que no veis que es andar de pie quebrado.
El triste del leal dice temblando:
hermano, lo que sé que estoy penando.
El valeroso Chaves caminaba
la vuelta del Perú donde ha salido,
con trabajo sobrado que pasaba
de gente que el camino le ha impedido.
A muchos fuertemente conquistaba,
y a su dicción y mando ha sometido,
rompiendo fuertes y altas palizadas
con obras muy heroicas y afamadas.
A tal punto llegó el atrevimiento,
Del bando del , que casando
Su hija con , por contento
Y placer, un soldado suspirando
En una farsa sale descontento,
Y roto y pobre, y otro preguntando,
Y él responde, diciéndole ¿quien era?
De los leales soy, que no debiera.
¿Qué, de leales sois, le dice luego:
Mirad pues bien el pago que sacado
Habeis de esa contienda y triste juego,
Que tan contra razon habeis jugado?
Hermano, por ventura estais tan ciego,
Que no veis que es andar de pié quebrado:
El triste del leal dice temblando,
Hermano, lo que sé que estoy penando.
El valeroso caminaba
La vuelta del Perú donde ha salido,
Con trabajo sobrado que pasaba,
De gente que el camino le ha impedido.
A muchos fuertemente conquistaba,
Y a su diccion y mando ha sometido,
Rompiendo fuertes y altas palizadas,
Con obras muy heroicas y afamadas.