De Me de llín sa lió la da ma be lla
de co no ci da cas ta y gen te cla ra
y aun que fue en her mo su ra lin da es tre lla
For tu na se mos tró con e lla a va ra
Pro cu ra el Ca pi tán lue go con e lla
ca sar se mas la muer te la lle va ra
en ton ces y no die ra ma la cuen ta
cau sán do se a sí mis ma tan ta a fren ta
Ca so se en mal pun to y en ho ra ma la
Dios sa be lo que sien to en es cri bi llo
A mor que con lo ba jo lo al to i gua la
la ha ce a fi cio nar se a Juan Ca rri llo
Có ge los Mel ga re jo en u na sa la
y co mo no es el ca so de su fri llo
aun que la da ma es tal y el ga lán vie jo
a en tram bos los ha muer to Mel ga re jo
En tran do el Ca pi tán en su a po sen to
al a dúl te ro ma tó de u na es to ca da
la da ma vie ne al gri to con la men to
la gen te vie ne al gri to al bo ro ta da
A yú dan la a ma tar oh cru do cuen to
que no hay quien te de fien da des di cha da
Fe ne ce la ex tre ma da her mo su ra
en el col mo de ex tre ma des ven tu ra
De Medellín salió la dama bella,
de conocida casta y gente clara,
y aunque fue en hermosura linda estrella,
Fortuna se mostró con ella avara.
Procura el Capitán luego con ella
casarse, mas la muerte la llevara
entonces, y no diera mala cuenta,
causándose a sí misma tanta afrenta.
Casose en mal punto, y en hora mala,
Dios sabe lo que siento en escribillo.
Amor, que con lo bajo lo alto iguala,
la hace aficionarse a Juan Carrillo.
Cógelos Melgarejo en una sala,
y como no es el caso de sufrillo,
aunque la dama es tal, y el galán viejo,
a entrambos los ha muerto Melgarejo.
Entrando el Capitán en su aposento,
al adúltero mató de una estocada;
la dama viene al grito con lamento,
la gente viene al grito alborotada.
Ayúdanla a matar, oh crudo cuento,
¡que no hay quien te defienda, desdichada!
Fenece la extremada hermosura
en el colmo de extrema desventura.
Su hermano, que es , habitaba
En Guayra en este tiempo, retirado
De , que con él mal se llevaba:
Allí poblando se ha fortificado,
Y de allí con su gente conquistaba
Los indios, y en la tierra apoderado
Procura atravesar a San Vicente,
Con ánimo crecido y poca gente.
La costa del Brasil está temblando,
Sabiendo de la venida,
Que piensan que se viene apoderando
De todo lo que halla de corrida:
Pues saben como ha andado conquistando,
Y que tiene la tierra así rendida;
Y no sabe que quiere :
Mas ved en que ha parado su consejo.
Allega a San Vicente, dó
Desembraza cruel su flecha dira,
Y hácele quedar preso y rendido
Al rostro angelical de .
Quien indios y españoles ha vencido,
Vencido y muerto queda, porque mira.
¡Y piensas tú, , no lo fueras,
Mirando a !