A mai nan a pe sar ve la y trin que te
ren di dos del Fran cés y su pu jan za
ni que da ma ri ne ro ni gru me te
que no pier da del to do la es pe ran za
La vi da a Juan Or tiz a llí pro me te
mas pier de de la pla ta la con fian za
La ve la da el Fran cés des que le qui ta
la pla ta y con pla cer pi can do gri ta
Quien vi do a Juan Or tiz lo que ha cí a
pu die ra no mo ver se a cru do due lo
Los sus pi ros que da ba los po ní a
con gran sen ti mien to a llá en el sue lo
sus car nes tan he la das las te ní a
co mo la pu ra nie ve y du ro ye lo
y di ce Cuán en bre ve a quí he per di do
lo que en tan lar gos a ños he ad qui ri do
De más de o chen ta mil pe sos pa sa ron
los que el Fran cés sa có de a ques ta fe ria
En Car ta ge na a mi gos a yu da ron
a Zá ra te a sa lir de su la ce ria
que mu chos de su mal se con tris ta ron
por ver le ha ber ve ni do a tal mi se ria
que pa ra a sar co cer fre ír de cí a
que en mu cha can ti dad ba rras te ní a
Amainan a pesar vela y trinquete,
rendidos del Francés y su pujanza,
ni queda marinero ni grumete
que no pierda del todo la esperanza.
La vida a Juan Ortiz allí promete,
mas pierde de la plata la confianza.
La vela da el Francés, desque le quita
la plata, y con placer picando grita.
Quien vido a Juan Ortiz lo que hacía,
pudiera no moverse a crudo duelo.
Los suspiros que daba los ponía
con gran sentimiento allá en el suelo;
sus carnes tan heladas las tenía
como la pura nieve y duro yelo,
y dice: "¡Cuán en breve aquí he perdido
lo que en tan largos años he adquirido!".
De más de ochenta mil pesos pasaron
los que el Francés sacó de aquesta feria.
En Cartagena amigos ayudaron
a Zárate a salir de su laceria,
que muchos de su mal se contristaron
por verle haber venido a tal miseria,
que para asar, cocer, freír, decía
que en mucha cantidad barras tenía.
El
Con título y blason de Adelantado:
De barras lleva hecha grande rima,
Que sabe Dios cual él las ha juntado.
Aquesto le causaba gran estima,
Y ser de todo él mundo respetado:
Que tanto de valor cualquiera abarca,
Cuanto tiene dineros en el arca.
De Lima se partió muy placentero
Por ver que le es fortuna favorable;
A Panamá camina muy ligero,
Con viento en popa suave y amigable
Allega a Panamá con su dinero,
Y en breve lo vereis muy miserable:
Que fé ninguna tengo, ni confianza
En fortuna, que es cierta su mudanza.
En nombre de Dios parte a Cartagena,
Y entrega su fortuna a una fragata.
El Francés esto tiene a dicha buena,
Que le ha sido la presa muy barata.
Encuéntrale, y amaina vela, antena,
Le dice, y deja, amigo, aquí la plata,
Sino quieres dejar tambien la vida,
A vueltas de la plata aquí perdida.
Amainan a pesar vela y trinquete,
Rendidos del Francés y su pujanza,
Ni queda marinero ni grumete,
Que no pierda del todo la esperanza.
La vida a
Mas pierde de la plata la confianza.
La vela dá el Francés, desque le quita
La plata, y con placer picando grita.
Quien vido a
Pudiera no moverse a crudo duelo.
Los suspiros que daba los ponia
Con gran sentimiento allá en el suelo:
Sus carnes tan heladas las tenia
Como la pura nieve y duro yelo,
Y dice: ¡Cuan en breve aquí he perdido,
Lo que en tan largos años he adquirido!
De mas de ochenta mil pesos pasaron
Los que el Francés sacó de aquesta feria.
En Cartagena amigos ayudaron
A
Qué muchos de su mal se constritaron,
Por verle haber venido a tal miseria:
Que para asar, cocer, freir, decia,
Que en mucha cantidad barras tenia.