Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Oh Mar qués des tos ca sos es cri ba no

en do to da mal dad pu ra se en cie rra

sa ca a se pri me ro a ques ta ma no

que es cri bie ra es crip tu ra ma la y pe rra

Mas ay co mo el jui cio so be ra no

pa ra cas ti go tu yo en a a Gue rra

O bis po que po nién do te en ca de na

a ti y tu ha cien da lle va pe na

Al fin pues ya del tem plo con sa gra do

di cien do mil o pro bios y bal do nes

y fal sos tes ti mo nios del Pre la do

por so los sus ren co res y pa sio nes

ex pe len al cris tia no a rro di lla do

ha cién do le que sal ga a rem pu jo nes

For zán do la a sa lir la puer ta a fue ra

u na da ma ha bló de es ta ma ne ra

Pues no son po de ro sos los ma ri dos

Pi mos les las ar mas y vol va mos

por la hon ra de Dios Y con ge mi dos

de a No con vie ne con sin ta mos

a ques tos ma le fi cios co no ci dos

y to das al pre la do de fen da mos

Que más va le mo rir hon ro sa muer te

que un mal di si mu lar de a ques ta suer te

¡Oh, Marqués!, destos casos escribano,

en do toda maldad pura se encierra,

sacaríase primero aquesta mano

que escribiera escriptura mala y perra.

Mas ¡ay! como el juicio soberano

para castigo tuyo envía a Guerra

Obispo, que poniéndote en cadena

a ti y tu hacienda lleva pena.

Al fin, pues, ya del templo consagrado,

diciendo mil oprobios y baldones,

y falsos testimonios del Prelado,

por solos sus rencores y pasiones

expelen al cristiano arrodillado,

haciéndole que salga a rempujones.

Forzándola a salir la puerta afuera,

una dama habló de esta manera.

¡Pues no son poderosos los maridos!

Pidámosles las armas, y volvamos

por la honra de Dios. Y con gemidos

decía: No conviene consintamos

aquestos maleficios conocidos,

y todas al prelado defendamos.

Que más vale morir honrosa muerte,

que un mal disimular de aquesta suerte.

¡O Marqués! destos casos escribano,

En dó toda maldad pura se encierra,

Secáriase primero aquesta mano,

Que escribiera escriptura mala y perra.

Mas ¡ay! como el juicio soberano

Para castigo tuyo envia a Guerra

ObispoDoctor fray Alonso Guerra, Obispo del Paraguay., que poniéndote en cadena

A tí, y tu hacienda lleva pena.

Al fin, pues, ya del templo consagrado,

Diciendo mil oprobios y baldones,

Y falsos testimonios del ,

Por solos sus rencores y pasiones,

Expelen al cristiano arrodillado,

Haciéndole que salga a rempujones.

Forzándola a salir la puerta afuera,

Una hablo de esta manera.

¡Pues no son poderosos los maridos!

Pidamosles las armas, y volvamos

Por la honra de Dios. Y con gemidos

Decía:--no conviene consintamos

Aquestos maleficios conocidos;

Y todas al prelado defendamos.

Que mas vale morir honrosa muerte,

Que un mal disimular de aquesta suerte.

Volver al Índice

Mantenido por hdlabconicet

2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0