Po bla do es tá de már ti res el cie lo
que por hon ra de Dios han pa de ci do
de su san gre es tá lle no to do el sue lo
que in fie les y ti ra nos han ver ti do
To me mos pues con es to gran con sue lo
que Dios da glo ria a a quel que ha me re ci do
Y pues sa be mos que és te es un ti ra no
vol va mos por el nom bre de cris tia no
Con so bra do va lor y pe cho o sa do
o tra da ma ha bló de es ta ma ne ra
De a ques te lu gar san to con sa gra do
na die me ha rá sa lir de a quí a fue ra
ni con sen tir yo ten go que al Pre la do
a gra vien sin que yo pri me ro mue ra
que a mí que soy su o ve ja su fa ti ga
a con do ler me de e llo bien me o bli ga
A mis pa dres ha blan do de Cas ti lla
y de san tas his to rias ten go o í do
de la sa bia Ju dith si sé de ci lla
que bien veis que en la tie rra soy na ci da
A que lla gran de ha za ña y ma ra vi lla
que hi zo por do nom bre ha me re ci do
tan al to que la I gle sia la pre go na
por de cha do de fuer tes y co ro na
Poblado está de mártires el cielo
que por honra de Dios han padecido;
de su sangre está lleno todo el suelo,
que infieles y tiranos han vertido.
Tomemos pues con esto gran consuelo,
que Dios da gloria a aquel que ha merecido.
Y pues sabemos que éste es un tirano,
volvamos por el nombre de cristiano.
Con sobrado valor y pecho osado,
otra dama habló de esta manera:
De aqueste lugar santo consagrado
nadie me hará salir de aquí afuera,
ni consentir yo tengo que al Prelado
agravien sin que yo primero muera;
que a mí, que soy su oveja, su fatiga,
a condolerme de ello bien me obliga.
A mis padres, hablando de Castilla
y de santas historias, tengo oído
de la sabia Judith, si sé decilla,
que bien veis que en la tierra soy nacida.
Aquella grande hazaña y maravilla
que hizo, por do nombre ha merecido
tan alto, que la Iglesia la pregona
por dechado de fuertes y corona.
Poblado está de martires el cielo
Que por honra de Dios han padecido;
De su sangre esta lleno todo el suelo,
Que infieles y tiranos han vertido:
Tomemos pues con esto gran consuelo,
Que Dios da gloria a aquel que ha merecido.
Y pues sabemos que este es un tirano,
Volvamos por el nombre de cristiano.
Con sobrado valor y pecho osado,
Otra dama hablo de esta manera:
De aqueste lugar santo consagrado,
Nadie me hará salir de aqui afuera;
Ni consentir yo tengo que al
Agravien, sin que yo primero muera:
Que a mí, que soy su oveja, su fatiga,
A condolerme de ella bien me obliga.
A mis padres, hablando de
Y de santas histórias, tengo oido
De la sábia , si se decilla,
Que bien veis que en la tierra soy nacida;
Aquella grande hazaña y maravilla
Que hizo, por do nombre ha merecido
Tan alto, que la Iglesia la pregona
Por dechado de fuertes y corona.