Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

El tris te do lo ro so del Pre la do

a su ca sa se vuel ve no ce san do

de ge mir y llo rar muy con go ja do

por ver su o ve ja ir se con de nan do

A llí le ha ce es tar em pa re da do

con ba rro las ven ta nas le ta pan do

fian zas da el O bis po que es ta a

en su ca sa y que de e lla no sal drí a

Mas te nien do no ti cia que que an

e char le de la tie rra se ha sa li do

hu yen do a me dia no che y a cu an

al gu nos en su bus ca do es con di do

es ta ba y los mos qui tos le co an

que en to da a que lla no che no ha dor mi do

A su ca sa le vuel ven do se que da

en tan to que for tu na vuel ve y rue da

El ce res es ta ba tan fu rio so

tan al ti vo so ber bio y en dia bla do

que no tie ne en sí mis mo al gún re po so

ni pue de es tar mo men to re po sa do

Del Pro vi sor es tan do re ce lo so

por ver que e ra sa gaz y re do bla do

a cuer da de em bar car le en un na o

y él ba ja se a mis mo por el o

El triste doloroso del Prelado

a su casa se vuelve, no cesando

de gemir y llorar muy congojado

por ver su oveja irse condenando.

Allí le hace estar emparedado,

con barro las ventanas le tapando;

fianzas da el Obispo que estaría

en su casa, y que de ella no saldría.

Mas teniendo noticia que querían

echarle de la tierra, se ha salido

huyendo a media noche, y acudían

algunos en su busca, do escondido

estaba, y los mosquitos le comían,

que en toda aquella noche no ha dormido.

A su casa le vuelven, do se queda,

en tanto que fortuna vuelve y rueda.

El Cáceres estaba tan furioso,

tan altivo, soberbio y endiablado,

que no tiene en sí mismo algún reposo,

ni puede estar momento reposado.

Del Provisor estando receloso,

por ver que era sagaz y redoblado,

acuerda de embarcarle en un navío,

y él bajase así mismo por el río.

El triste doloroso del

A su casa se vuelve, no cesando

De gemir y llorar muy congojado,

Por ver su oveja irse condenando.

Allí le hace estar emparedado;

Con barro las ventanas le tapando:

Fianzas da el que estaria

En su casa, y que de ella no saldria.

Mas teniendo noticia que querian

Echarle de la tierra, se ha salido

Huyendo a media noche, y acudian

Algunos en su busca, do escondido

Estaba, y los mosquitos le comian,

Que en toda aquella noche no ha dormido.

A su casa le vuelven, dó se queda,

En tanto que fortuna vuelve y rueda.

El estaba tan furioso,

Tan altivo, soberbio y endiablado,

Que no tiene en si mismo algun reposo,

Ni puede estar momento reposado.

Del estando receloso,

Por ver que era sagaz y redoblado,

Acuerda de embarcarle en un navio,

Y él bajase así mismo por el rio.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0