Canto octavo
Sale Juan Ortiz de Castilla, llega a Canaria y de ahí a Cabo Verde, de adonde viene en demanda de la isla de Santa Catalina.
Y a sí por no a cor dar me de tal llan to
de tan cru do do lor y tris te suer te
qui sie ra fe ne cer con es te can to
que du do que mi plu ma bo ta a cier te
Que pues ta la me mo ria en el que bran to
cuan do me vi tan cer ca de la muer te
te mo se o fus ca rá pe ro di ga mos
las tris tes des ven tu ras que pa sa mos
Al tiem po que a las co bra la hor mi ga
le vie ne su re ma te y per di mien to
For tu na a Juan Or tiz ha si do a mi ga
des de el o ri gen su yo y na ci mien to
mas ya le co men zó a ser e ne mi ga
al pun to de su va no pen sa mien to
que las al ti vas a las que te ní a
ya vi mos que el fran cés las a ba tí a
Y así por no acordarme de tal llanto,
de tan crudo dolor y triste suerte,
quisiera fenecer con este canto,
que dudo que mi pluma bota acierte.
Que puesta la memoria en el quebranto,
cuando me vi tan cerca de la muerte,
temo se ofuscará; pero digamos
las tristes desventuras que pasamos.
Al tiempo que alas cobra la hormiga
le viene su remate y perdimiento.
Fortuna a Juan Ortiz ha sido amiga
desde el origen suyo y nacimiento;
mas ya le comenzó a ser enemiga
al punto de su vano pensamiento,
que las altivas alas que tenía
ya vimos que el francés las abatía.
Y así por no acordarme de tal llanto,
De tan crudo dolor y triste suerte,
Quisiera fenecer con este canto,
Que dudo que mi pluma bota acierte.
Que puesta la memoria en el quebranto,
Cuando me ví tan cerca de la muerte,
Temo se ofuscara; pero digamos
Las tristes desventuras que pasamos.
Sale de
Castilla, llega a Canaria, y de ahí a
Cabo Verde, de adonde viene en
demanda de la isla de
Santa Catalina.
Al tiempo que a las cobra la hormiga
Le viene su remate y perdimiento.
Fortuna a ha sido amiga
Desde el orígen suyo y nacimiento;
Mas ya le comenzó a ser enemiga,
Al punto de su vano pensamiento:
Que las altivas alas que tenia,
Ya vimos que el francés las abatia.