La no che muy obs cu ra la mar bra va
el vien to ven da val muy pre su ro so
so pla ba y de te mor cual quie ra tra ba
del o tro por va ler se de se o so
Y mien tras es ta fu ria re po sa ba
los pi lo tos a mai nan sin re po so
Las na ves van vo lan do ya sin guí a
mien tras que ce sa el vien to su por fí a
Y des pués que ce só la fu ria y vien to
ha bien do ya su tér mi no co rri do
la gen te al bo ro ta da del tor men to
te mor y des con sue lo pa de ci do
de cí a con un ron co y fla co a lien to
Si ha be mos del pe li gro ya sa li do
A llí mu chas pro me sas pu bli ca ron
que en el te mor pa sa do a Dios vo ta ron
Des pués dan do lu gar el gran Nep tu no
a que fue sen sus on das na ve ga das
con muy prós pe ro vien to y o por tu no
a ca bo de cien le guas ca mi na das
des cu bri mos del bár ba ro im por tu no
la cos ta con sus tie rras ma lha da das
E ra u na tie rra lar ga ba ja y lla na
que tie ne por re nom bre Ta fe ta na
La noche muy obscura, la mar brava,
el viento vendaval muy presuroso
soplaba, y de temor cualquiera traba
del otro por valerse deseoso.
Y mientras esta furia reposaba,
los pilotos amainan sin reposo.
Las naves van volando ya sin guía,
mientras que cesa el viento su porfía.
Y después que cesó la furia y viento
(habiendo ya su término corrido)
la gente alborotada, del tormento,
temor y desconsuelo padecido,
decía con un ronco y flaco aliento:
"Si habemos del peligro ya salido".
Allí muchas promesas publicaron
que en el temor pasado a Dios votaron.
Después, dando lugar el gran Neptuno
a que fuesen sus ondas navegadas,
con muy próspero viento y oportuno,
a cabo de cien leguas caminadas,
descubrimos del bárbaro importuno
la costa, con sus tierras malhadadas.
Era una tierra larga, baja y llana,
que tiene por renombre Tafetana.
La noche muy obscura, la mar brava,
El viento vendaval muy presuroso
Soplaba y de temor cualquiera traba
Del otro por valerse deseoso:
Y mientras esta furia reposaba,
Los pilotos amainan sin reposo.
Las naves van volando ya sin guia,
Mientras que cesa el viento su porfia.
Y despues que ceso la furia y viento,
(Habiendo ya su término corrido)
La gente alborotada, del tormento
Temor y desconsuelo padecido,
Decia con un ronco y flaco aliento,
Si habemos del peligro ya salido.
Alli muchas promesas publicaron,
Que en el temor pasado a Dios votaron.
Despues, dando lugar el gran Neptuno
A que fuesen sus ondas navegadas,
Con muy próspero viento y oportuno,
A cabo de cien leguas caminadas,
Descubrimos del bárbaro importuno
La costa, con sus tierras malhadadas.
Era una tierra larga, baja y llana,
Que tiene por renombre Tafetana.