El si tio es a pa ci ble y de lei to so
la gen te muy lu ci da y muy ga la na
por el in glés co sa rio y be li co so
en ron da sue le an dar ca da ma ña na
En fer mo es el a sien to y pe li gro so
por el ca lor la gen te no es tá sa na
mas vi ven a pla cer los lu si ta nos
con ten tos muy a le gres muy u fa nos
A mi po sa da vi no un ca ba lle ro
de bue na com pos tu ra y bien tra ta do
a le gre con ver sa ble y pla cen te ro
y con u na en co mien da se ña la do
Tie ne u na ne gra a llí mu cho di ne ro
con e lla se ca só el des ven tu ra do
Mi rad pues el di ne ro a cuán to o bli ga
Que su fre és te en sus o jos u na vi ga
Par tio se de es te puer to San tia go
en bre ve con un prós pe ro y buen vien to
mas en tran do a la mar y gran de la go
cal mó y to dos per die ron el con ten to
Al gu nos lo tu vie ran por buen pa go
a Es pa ña se tor nar por que el a lien to
fal ta ba des que en tien den a lar gar se
el tiem po y la jor na da no a ca bar se
El sitio es apacible y deleitoso,
la gente muy lucida y muy galana,
por el inglés cosario y belicoso
en ronda suele andar cada mañana.
Enfermo es el asiento y peligroso,
por el calor la gente no está sana,
mas viven a placer los lusitanos,
contentos, muy alegres, muy ufanos.
A mi posada vino un caballero
de buena compostura y bien tratado,
alegre, conversable y placentero,
y con una encomienda señalado.
Tiene una negra allí mucho dinero,
con ella se casó el desventurado.
¡Mirad pues el dinero a cuánto obliga!
Que sufre éste en sus ojos una viga.
Partiose de este puerto Santiago
en breve con un próspero y buen viento;
mas entrando a la mar y grande lago
calmó, y todos perdieron el contento.
Algunos lo tuvieran por buen pago
a España se tornar, porque el aliento
faltaba, desque entienden alargarse
el tiempo, y la jornada no acabarse.
El sitio es apacible y deleitoso,
La gente muy lucida y muy galana,
Por el ingles cosario y belicoso,
En ronda suele andar cada mañana.
Enfermo es el asiento y peligroso,
Por el calor la gente no está sana,
Mas viven a placer los lusitanos,
Contentos, muy alegres, muy ufanos.
A mi posada vino un caballero
De buena compostura y bien tratado,
Alegre, conversable y placentero,
Y con una encomienda señalado.
Tiene una negra allí mucho dinero,
Con ella se caso el desventurado.
¡Mirad pues el dinero a cuanto obliga!
Que sufre este en sus ojos una viga.
Partióse de este puerto
En breve con un próspero y buen viento:
Mas entrando a la mar y grande lago,
Calmó, y todos perdieron el contento.
Algunos lo tuvieran por buen pago
A España se tornar, porque el aliento
Faltaba, desque entienden alargarse
El tiempo, y la jornada no acabarse.