En de man da del Rí o de la Pla ta
se le va de es te puer to que he con ta do
la flo ta mas el sur ya se de sa ta
con un fu ror te rri ble a ce le ra do
y vien do que es te vien to des ba ra ta
y ha ce de san dar lo que es tá an da do
pro cu ra de to mar puer to la flo ta
con fin de de sis tir de su de rro ta
Y tan to el bra vo vien to los a que ja
que se si guen tras él des con fia dos
de su rec to via je que se de ja
por ser del ven da val tan con tras ta dos
La ca pi ta na un po co más se a le ja
y sur ge con sus na ves a los la dos
si no es el al mi ran ta que a par ta da
sur gió en u na ba hí a no a bri ga da
Del al mi ran ta a tie rra sa le lue go
al gu na gen te y ha lla las pi sa das
del in dio por do si guen aun que cie go
el ca mi no y las yer bas mal ho lla das
a la se ñal y hu mo de un gran fue go
des cu bren u nas gen tes con gre ga das
de na ción Gua ra ní que re ci bie ron
a los nues tros muy bien y les sir vie ron
En demanda del Río de la Plata
se leva de este puerto que he contado
la flota; mas el sur ya se desata
con un furor terrible acelerado,
y viendo que este viento desbarata
y hace desandar lo que está andado,
procura de tomar puerto la flota
con fin de desistir de su derrota.
Y tanto el bravo viento los aqueja,
que se siguen tras él desconfiados
de su recto viaje, que se deja,
por ser del vendaval tan contrastados.
La capitana un poco más se aleja,
y surge con sus naves a los lados,
si no es el almiranta, que apartada
surgió en una bahía no abrigada.
Del almiranta a tierra sale luego
alguna gente, y halla las pisadas
del indio, por do siguen, aunque ciego,
el camino, y las yerbas mal holladas,
a la señal y humo de un gran fuego
descubren unas gentes congregadas
de nación Guaraní, que recibieron
a los nuestros muy bien, y les sirvieron.
En demanda del
Se leva de este puerto que he contado
La flota; mas el sur ya se desata
Con un furor terrible acelerado:
Y viendo que este viento desbarata,
Y hace desandar lo que está andado,
Procura de tomar puerto la flota,
Con fin de desistir de su derrota.
Y tanto el bravo viento los aqueja,
Que se siguen tras él desconfiados
De su recto viage, que se deja,
Por ser del vendabal tan contrastados.
La capitana un poco mas se aleja,
Y surge con sus naves a los lados,
Si no es el almiranta, que apartada
Surgió en una bahía no abrigada.
Del almiranta a tierra sale luego
Alguna gente, y halla las pisadas
Del indio, por dó siguen, aunque ciego
El camino, y las yerbas mal holladas,
A la señal, y humo de un gran fuego
Descubren unas gentes congregadas
De nación , que recibieron
A los nuestros muy bien, y les sirvieron.