El sol da do lle gó ca si ya muer to
y a sí no se le hi zo de es to car go
que el dí a que lle gó en a ques te puer to
el úl ti mo re ma te de des car go
le vi no de su bue no o mal con cier to
El u no de los tres se hi zo a lar go
de suer te que ja más hue so ni pe lo
se su po dél por mar ni por el sue lo
Los o tros dos gru me tes que que da ron
por ser con el mu la to en la hui da
y ha ber ya con fe sa do la in ten ta ron
es tan do ya su cau sa fe ne ci da
a muer te les con de nan y a pe la ron
lla mán do se me no res con ce di da
les fue la a pe la ción y que vi vie sen
pa ra que más tra ba jos pa de cie sen
De los que u na ca no a ha bí an to ma do
la cual en tie rra fir me fue ha lla da
el u no a ques te puer to se ha tor na do
el o tro va si guien do su jor na da
Ha bí an se dos me ses sus ten ta do
en tram bos con pal mi tos la tor na da
del tris te que lle gó muy fla co y ma lo
se ce le bra col gán do le de un pa lo
El soldado llegó casi ya muerto,
y así no se le hizo de esto cargo,
que el día que llegó en aqueste puerto
el último remate de descargo
le vino de su bueno o mal concierto.
El uno de los tres se hizo a largo,
de suerte que jamás hueso ni pelo
se supo dél por mar ni por el suelo.
Los otros dos grumetes que quedaron,
por ser con el mulato en la huida,
y haber ya confesado la intentaron,
estando ya su causa fenecida,
a muerte les condenan; y apelaron,
llamándose menores; concedida
les fue la apelación, y que viviesen,
para que más trabajos padeciesen.
De los que una canoa habían tomado,
la cual en tierra firme fue hallada,
el uno aqueste puerto se ha tornado,
el otro va siguiendo su jornada.
Habíanse dos meses sustentado
entrambos con palmitos; la tornada
del triste, que llegó muy flaco y malo,
se celebra colgándole de un palo.
El soldado llegó casi ya muerto,
Y asi no se le hizo de esto cargo,
Que el dia que llego en aqueste puerto
El ultimo remate de descargo
Le vino de su bueno ó mal concierto.
El uno de los tres se hizo a largo;
De suerte que jamas hueso ni pelo,
Se supo dél por mar ni por el suelo.
Los otros dos grumetes que quedaron,
Por ser con el en la huida,
Y haber ya confesado la intentaron,
Estando ya su causa fenecida,
A muerte les condenan; y apelaron,
Llamandose menores: concedida
Les fué la apellacion, y que viviesen,
Para que mas trabajos padeciesen.
De los que una canoa habian tomado,
La cual en tierra firme fué hallada,
El uno aqueste puerto se ha tornado,
El otro va siguiendo su jornada.
Habianse dos meses sustentado
Entreambos con palmitos; la tornada
Del triste, que llegó muy flaco y malo,
Se celebra, colgandole de un palo.