De dos quie ro de cir un ca so ex tra ño
que só lo el re fe rir lo me da pe na
a quien el a mor hi zo tan to da ño
cuan to sue le a quien pren de en su ca de na
En fa ma de ca sa dos ha bí a un a ño
que es ta ban y se di ce a bo ca lle na
el ga lán su mu jer de ja e hi jue los
la da ma su ma ri do en hor na chue los
A qués tos a pal mi tos han sa li do
co mo o tros lo ha cí an ca da dí a
y la mon ta ña a den tro se han me ti do
a do la os cu ra no che les co gí a
En es to a nues tro a man te do lo ri do
u na es pan to sa fie bre su ce dí a
la da ma le con sue la aun que a fli gi da
por ver se en la mon ta ña tan me ti da
No quie ro re fe rir lo que tra ta ron
los tris tes dos a man tes y su llan to
las vo ces y sus pi ros que for ma ron
por que e ra ne ce sa rio en te ro can to
Al fin su tris te no che la pa sa ron
en vuel tos en do lor y cru do plan to
Quién du da que la da ma no di rí a
en mal pun to to pé tal com pa ñí a
De dos quiero decir un caso extraño
(que sólo el referirlo me da pena)
a quien el amor hizo tanto daño
cuanto suele a quien prende en su cadena.
En fama de casados había un año
que estaban, y, se dice, a boca llena
el galán su mujer deja e hijuelos,
la dama su marido en hornachuelos.
Aquéstos a palmitos han salido,
como otros lo hacían cada día,
y la montaña adentro se han metido,
a do la oscura noche les cogía.
En esto a nuestro amante dolorido
una espantosa fiebre sucedía,
la dama le consuela, aunque afligida
por verse en la montaña tan metida.
No quiero referir lo que trataron
los tristes dos amantes, y su llanto,
las voces y suspiros que formaron,
porque era necesario entero canto.
Al fin su triste noche la pasaron
envueltos en dolor y crudo planto.
Quién duda que la dama no diría:
¡en mal punto topé tal compañía!
De dos quiero decir un caso extraño,
Que solo el referirlo me dá pena
A quien el amor hizo tanto daño,
Cuanto suele a quien prende en su cadena.
En fama de casados habia un año
Que estaban, y, se dice, a boca llena
El galan su muger deja é hijuelos,
La dama su marido en hornachuelos.
Aquestos a palmitos han salido,
Como otros lo hacian cada dia,
Y la montaña adentro se han metido,
A do la oscura noche les cogia:
En esto a nuestro amante dolorido
Una espantosa fiebre sucedia,
La dama le consuela, aunque afligida,
Por verse en la montaña tan metida.
No quiero referir lo que trataron
Los tristes dos amantes, y su llanto,
Las voces y suspiros que formaron,
Porque era necesario entero canto.
Al fin su triste noche la pasaron,
Envueltos en dolor y crudo planto,
Quien duda que la dama no diría,
¡En mal punto topé tal compañia!