Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

El Juan Or tiz a quí se re ga la ba

y no ten gáis te mor pues que le due la

sa ber mo su gen te lo pa sa ba

Y aun que él de lo el in dio se re ce la

al gu na de su gen te se al te ra ba

el ar di do so Ro cha el bra vo Ve la

con o tros quin ce mo zos con cer ta ron

su re me dio bus car mas no a cer ta ron

De do es ta ba el re al ir pre ten die ron

por tie rra al Pa ra guay de ter mi na do

el ca so con se cre to pues sa lie ron

si guien do su ca mi no des po bla do

Al pie de trein ta as an du vie ron

al ca bo del cual tiem po han a cor da do

vol ver se do pri me ro ya sa li do

ha an por pa gar su me re ci do

Los ne cios pues tra í an con fian za

de con se guir per dón de su de li to

en va no les sa lie ra su es pe ran za

que voz ho rren da sue na y cru do gri to

De Juan Or tiz la gen te con pu jan za

les pren de y el ne go cio por es cri to

se po ne y a los tres lue go cor ta ron

las ca be zas y en al to las fi ja ron

El Juan Ortiz aquí se regalaba,

y no tengáis temor, pues, que le duela

saber cómo su gente lo pasaba.

Y aunque él de sólo el indio se recela,

alguna de su gente se alteraba;

el ardidoso Rocha, el bravo Vela,

con otros quince mozos concertaron

su remedio buscar, mas no acertaron.

De do estaba el real ir pretendieron

por tierra al Paraguay; determinado

el caso con secreto, pues, salieron

siguiendo su camino despoblado.

Al pie de treinta días anduvieron,

al cabo del cual tiempo han acordado

volverse do primero ya salido

habían, por pagar su merecido.

Los necios, pues, traían confianza

de conseguir perdón de su delito;

en vano les saliera su esperanza,

que voz horrenda suena y crudo grito.

De Juan Ortiz la gente con pujanza

les prende, y el negocio por escrito

se pone, y a los tres luego cortaron

las cabezas, y en alto las fijaron.

El aquí se regalaba,

Y no tengais temor, pues que le duela

Saber como su gente lo pasaba.

Y aunque él de solo el indio se recela,

Alguna de su gente se alteraba;

El ardidoso , el bravo ,

Con otros quince mozos concertaron

Su remedio buscar, mas no acertaron.

De dó estaba el real ir pretendieron

Por tierra al Paraguay: determinado

El caso, con secreto, pues, salieron

Siguiendo su camino despoblado.

Al pie de treinta dias anduvieron,

Al cabo del cual tiempo han acordado

Volverse dó primero ya salido

Habian, por pagar su merecido.

Los nécios, pues, traian confianza,

De conseguir perdon de su delito:

En vano les saliera su esperanza,

Qué voz horrenda suena y crudo grito.

De la gente con pujanza

Les prende, y el negocio por escrito

Se pone, y a los tres luego cortaron

Las cabezas, y en alto las fijaron.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0