El Juan Or tiz a quí se re ga la ba
y no ten gáis te mor pues que le due la
sa ber có mo su gen te lo pa sa ba
Y aun que él de só lo el in dio se re ce la
al gu na de su gen te se al te ra ba
el ar di do so Ro cha el bra vo Ve la
con o tros quin ce mo zos con cer ta ron
su re me dio bus car mas no a cer ta ron
De do es ta ba el re al ir pre ten die ron
por tie rra al Pa ra guay de ter mi na do
el ca so con se cre to pues sa lie ron
si guien do su ca mi no des po bla do
Al pie de trein ta dí as an du vie ron
al ca bo del cual tiem po han a cor da do
vol ver se do pri me ro ya sa li do
ha bí an por pa gar su me re ci do
Los ne cios pues tra í an con fian za
de con se guir per dón de su de li to
en va no les sa lie ra su es pe ran za
que voz ho rren da sue na y cru do gri to
De Juan Or tiz la gen te con pu jan za
les pren de y el ne go cio por es cri to
se po ne y a los tres lue go cor ta ron
las ca be zas y en al to las fi ja ron
El Juan Ortiz aquí se regalaba,
y no tengáis temor, pues, que le duela
saber cómo su gente lo pasaba.
Y aunque él de sólo el indio se recela,
alguna de su gente se alteraba;
el ardidoso Rocha, el bravo Vela,
con otros quince mozos concertaron
su remedio buscar, mas no acertaron.
De do estaba el real ir pretendieron
por tierra al Paraguay; determinado
el caso con secreto, pues, salieron
siguiendo su camino despoblado.
Al pie de treinta días anduvieron,
al cabo del cual tiempo han acordado
volverse do primero ya salido
habían, por pagar su merecido.
Los necios, pues, traían confianza
de conseguir perdón de su delito;
en vano les saliera su esperanza,
que voz horrenda suena y crudo grito.
De Juan Ortiz la gente con pujanza
les prende, y el negocio por escrito
se pone, y a los tres luego cortaron
las cabezas, y en alto las fijaron.
El aquí se regalaba,
Y no tengais temor, pues que le duela
Saber como su gente lo pasaba.
Y aunque él de solo el indio se recela,
Alguna de su gente se alteraba;
El ardidoso , el bravo ,
Con otros quince mozos concertaron
Su remedio buscar, mas no acertaron.
De dó estaba el real ir pretendieron
Por tierra al Paraguay: determinado
El caso, con secreto, pues, salieron
Siguiendo su camino despoblado.
Al pie de treinta dias anduvieron,
Al cabo del cual tiempo han acordado
Volverse dó primero ya salido
Habian, por pagar su merecido.
Los nécios, pues, traian confianza,
De conseguir perdon de su delito:
En vano les saliera su esperanza,
Qué voz horrenda suena y crudo grito.
De la gente con pujanza
Les prende, y el negocio por escrito
Se pone, y a los tres luego cortaron
Las cabezas, y en alto las fijaron.