En tan to que u no es hom bre es tá o bli ga do
a dos mil in for tu nios y fla que zas
que del pri me ro pa dre se ha he re da do
do lor pe na con go jas y tris te zas
que to das son re li quias del pe ca do
con o tros mil de fec tos y vi le zas
que jun tos en A dán los re ci bi mos
cuan do por el pe ca do en él mo ri mos
En el I bia za pues se ha re co gi do
co mo di ji mos ma íz y fri jo les
y ha bien do los hui dos con ven ci do
a pres ta Juan Or tiz sus es pa ño les
pa ra sa lir de a llí y no ha par ti do
cuan do un gran tem po ral ve réis y dio les
en me dio u na la gu na que pa sa ban
a don de seis sol da dos se a ho ga ban
Em bár can se en ca no as los sol da dos
y al tiem po del pa sar an da ba bra va
la mar que a llí de sa gua do los ha dos
y el cru do ven da val que re so pla ba
se jun tan y al pa sar son a ne ga dos
de lan te Juan Or tiz que los mi ra ba
seis hom bres y más que és tos se a ho ga ran
si los in dios so co rro no pres ta ran
En tanto que uno es hombre, está obligado
a dos mil infortunios y flaquezas,
que del primero padre se ha heredado
dolor, pena, congojas y tristezas,
que todas son reliquias del pecado
con otros mil defectos y vilezas,
que juntos en Adán los recibimos
cuando por el pecado en él morimos.
En el Ibiaza, pues, se ha recogido,
como dijimos, maíz y frijoles,
y habiendo los huidos convencido,
apresta Juan Ortiz sus españoles
para salir de allí; y no ha partido
cuando un gran temporal veréis, y dioles
en medio una laguna que pasaban,
a donde seis soldados se ahogaban.
Embárcanse en canoas los soldados,
y al tiempo del pasar andaba brava
la mar, que allí desagua do los hados
y el crudo vendaval que resoplaba
se juntan, y al pasar son anegados
delante Juan Ortiz, que los miraba,
seis hombres; y más que éstos se ahogaran
si los indios socorro no prestaran.
En tanto que uno es hombre, está obligado
A dos mil infortunios y flaquezas,
Qué del primero padre se ha heredado
Dolor, pena, congojas y tristezas;
Que todas son reliquias del pecado,
Con otros mil defectos y vilezas,
Que juntos en los recibimos,
Cuando por el pecado en él morimos.
En el Ibiaza, pues, se ha recogido,
Como digimos, maiz y frijoles,
Y habiendo los huidos convencido,
Apresta sus españoles
Para salir de allí; y no ha partido,
Cuando un gran temporal vereis, y dióles
En medio una laguna que pasaban,
A donde seis soldados se ahogaban.
Embárcanse en canoas los soldados,
Y al tiempo del pasar andaba brava
La mar, que allí desagua dó los hados,
Y el crudo vendabal que resoplaba,
Se juntan, y al pasar son anegados
Delante , que los miraba,
Seis hombres; y mas que estos, se ahogáran,
Si los indios socorro no prestáran.