El ar ma da sa lió de a ques te puer to
en de man da del Rí o de la Pla ta
Nin gún pi lo to lle va que es té cier to
a dón de se gui rá mas ya de sa ta
a los vien tos E o lo y bien a bier to
ha bien do sus ca ver nas dis pa ra ta
con e llos por el ai re de tal mo do
que pa re ce a ca bar lo quie re to do
La mar su be por ci ma las es tre llas
los cie los ha cia a ba jo se ba ja ban
las o las pa re cí a que cen te llas
por ci ma de las a guas a rro ja ban
Llo ra ban las mu je res y don ce llas
los hom bres gran de gri ta le van ta ban
de so la con tri ción ya se pro cu ra
que al mar tie nen por cier ta se pul tu ra
An du vo al gu nos dí as el ar ma da
for tu na a cá y a llá yen do y vi nien do
des pués la mar es tan do so se ga da
na ve ga en bre ve tiem po des cu brien do
la tie rra tan de to dos de se a da
Y sin sa ber dó es tán yen do di cien do
qué tie rra pue de ser la que se ví a
pa ró el ar ma da a llí que a no che cí a
El armada salió de aqueste puerto
en demanda del Río de la Plata.
Ningún piloto lleva que esté cierto
a dónde seguirá; mas ya desata
a los vientos Eolo, y bien abierto
habiendo sus cavernas, disparata
con ellos por el aire de tal modo
que parece acabarlo quiere todo.
La mar sube por cima las estrellas,
los cielos hacia abajo se bajaban,
las olas parecía que centellas
por cima de las aguas arrojaban.
Lloraban las mujeres y doncellas,
los hombres grande grita levantaban;
de sola contrición ya se procura,
que al mar tienen por cierta sepultura.
Anduvo algunos días el armada
fortuna acá y allá yendo y viniendo;
después, la mar estando sosegada,
navega, en breve tiempo descubriendo
la tierra tan de todos deseada.
Y sin saber dó están, yendo diciendo
¿qué tierra puede ser la que se vía?,
paró el armada allí, que anochecía.
El armada salió de aqueste puerto,
En demanda del Río de la Plata:
Ningun piloto lleva que esté cierto
A donde seguirá; mas ya desata
A los vientos , y bien abierto
Habiendo sus cavernas, disparata
Con ellos por el aire de tal modo,
Que parece acabarlo quiere todo.
La mar sube por cima las estrellas;
Los cielos hácia abajo se bajaban;
Las olas parecia que centellas
Por cima de las aguas arrojaban.
Lloraban las mugeres y doncellas;
Los hombres grande grita levantaban;
De sola contricion ya se procura,
Que al mar tienen por cierta sepultura.
Anduvo algunos días el Armada
Fortuna acá y allá yendo y viniendo;
Despues, la mar estando sosegada,
Navega, en breve tiempo descubriendo
La tierra tan de todos deseada.
Y sin saber dó están, yendo diciendo,
¿Qué tierra puede ser la que se via?
Paró el Armada allí, que anochecía.