A su la do en el tron co dos es ta ban
a la ban da si nies tra y la de re cha
A qués tos la sa li va le qui ta ban
que gri tan do el mo na zo vier te y e cha
Con clu so su ser món to dos gri ta ban
y la cua dri lla y jun ta ya des he cha
a prie ta ca da cual dan do mil gri tos
y des pa cio va el mo no y pa je ci tos
Rui Dí az muy con fu so con tem pla ba
el bru to ra zo nar de a quel mo na zo
Y co mo el ar ca buz pres to lle va ba
ti ran do le ma tó de un pe lo ta zo
Los dos mo ni llos pa jes que lle va ba
o yen do a quel te rri ble ar ca bu za zo
a prie tan por el mon te dan do gri tos
mas en bre ve a cu die ron in fi ni tos
Fue tan ta mul ti tud la que ve ní a
de mo nos a la muer te de a quel vie jo
que la tie rra do es ta ba se cu brí a
y hu ye de te mor el Mel ga re jo
Un in dio del Bra sil que a llí ve ní a
con so bra do do lor y so bre ce jo
le di ce y em be bi do en cru da sa ña
Por qué has muer to al Se ñor de la mon ta ña
A su lado en el tronco dos estaban,
a la banda siniestra y la derecha.
Aquéstos la saliva le quitaban
que gritando el monazo vierte y echa.
Concluso su sermón, todos gritaban,
y la cuadrilla y junta ya deshecha,
aprieta cada cual dando mil gritos,
y despacio va el mono y pajecitos.
Rui Díaz muy confuso contemplaba
el bruto razonar de aquel monazo.
Y como el arcabuz presto llevaba,
tirando le mató de un pelotazo.
Los dos monillos pajes que llevaba,
oyendo aquel terrible arcabuzazo,
aprietan por el monte, dando gritos,
mas en breve acudieron infinitos.
Fue tanta multitud la que venía
de monos a la muerte de aquel viejo,
que la tierra do estaba se cubría,
y huye de temor el Melgarejo.
Un indio del Brasil que allí venía,
con sobrado dolor y sobrecejo
le dice, y embebido en cruda saña:
"¿Por qué has muerto al Señor de la montaña?".
A su lado en el tronco dos estaban,
A la banda siniestra y la derecha:
Aquestos la saliva le quitaban,
Que gritando el monazo vierte y echa.
Concluso su sermon, todos gritaban,
Y la cuadrilla y junta ya deshecha,
Aprieta cada cual dando mil gritos,
Y despacio vá el mono y pagecitos.
muy confuso contemplaba
El bruto razonar de aquel monazo,
Y como el arcabuz presto llevaba,
Tirando le mato de un pelotazo.
Los dos monillos pages que llevaba,
Oyendo aquel terrible arcabuzazo,
Aprietan por el monte, dando gritos,
Mas en breve acudieron infinitos.
Fué tanta multitud la que venia
De monos a la muerte de aquel viejo,
Que la tierra do estaba se cubria,
Y huye de temor el .
Un Indio del Brasil que allí venia,
Con sobrado dolor y sobrecejo,
Le dice, y embebido en cruda saña:
¿Porqué has muerto al Señor de la montaña?