Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Con vie ne que mar che mos to dos lue go

nin gu no de se guir me ten ga ex cu sa

El Pa blo San tia go co mo fue go

ca mi na mas de a po co lo re sa

di cien do al to ha ga mos a quí rue go

Pi ne do de co bar de a llí le a cu sa

con es tos pa re ce res dis cor da dos

bas pa ra que fue sen de so la dos

El Sar gen to Ma yor di ce mar che mos

el o tro del pe li gro se te mien do

ha ga mos al to di ce pues que ve mos

que in dios se vie nen des cu brien do

El sar gen to re pli ca ca mi ne mos

que el in dio vie ne a prie sa a co me tien do

Vol va mos las es pal das San tia go

no es tiem po ya ha ced co mo yo ha go

Em bra za su ro de la y con la es pa da

re sis te a los cris tia nos que que an

vol ver a trás mas vien do que de na da

les sir ve y que los in dios le he an

con so los cin co o seis de ca ma ra da

es pe ra que los o tros que huí an

tras el sar gen to i ban tan li ge ros

cual sue len ir tras u no mil car ne ros

"Conviene que marchemos todos luego,

ninguno de seguirme tenga excusa".

El Pablo Santiago como fuego

camina, mas de a poco lo rehúsa,

diciendo: "alto hagamos aquí ruego".

Pinedo de cobarde allí le acusa,

con estos pareceres discordados

bastó para que fuesen desolados.

El Sargento Mayor dice "marchemos",

el otro, del peligro se temiendo,

"hagamos alto", dice, "pues que vemos

que indios se vienen descubriendo".

El sargento replica: "caminemos,

que el indio viene apriesa acometiendo".

"Volvamos las espaldas". "Santiago,

no es tiempo ya, haced como yo hago".

Embraza su rodela, y con la espada

resiste a los cristianos que querían

volver atrás; mas viendo que de nada

les sirve, y que los indios le herían,

con solos cinco o seis de camarada

espera; que los otros que huían,

tras el sargento iban tan ligeros

cual suelen ir tras uno mil carneros.

Conviene que marchemos todos luego,

Ninguno de seguirme tenga escusa.

El como fuego

Camina, mas de a poco lo rehusa,

Diciendo: alto hagamos aqui ruego.

de cobarde allí le acusa:

Con estos pareceres discordados,

Basto para que fuesen desolados.

El dice marchemos:

El otro del peligro se temiendo,

Hagamos alto, dice, pues que vemos

Que indios se vienen descubriendo.

El sargento replica caminemos,

Que el indio viene a priesa acometiendo:

Volvamos las espaldas: ,

No es tiempo ya: haced como yo hago.

Embraza su rodela, y con la espada

Resiste a los cristianos que querian

Volver atras: mas viendo que de nada

Les sirve, y que los indios le herian,

Con solos cinco o seis de camarada

Espera; que los otros, que huyan

Tras el sargento, iban tan lijeros,

Cual suelen ir tras uno mil carneros.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0