Con vie ne que mar che mos to dos lue go
nin gu no de se guir me ten ga ex cu sa
El Pa blo San tia go co mo fue go
ca mi na mas de a po co lo re hú sa
di cien do al to ha ga mos a quí rue go
Pi ne do de co bar de a llí le a cu sa
con es tos pa re ce res dis cor da dos
bas tó pa ra que fue sen de so la dos
El Sar gen to Ma yor di ce mar che mos
el o tro del pe li gro se te mien do
ha ga mos al to di ce pues que ve mos
que in dios se vie nen des cu brien do
El sar gen to re pli ca ca mi ne mos
que el in dio vie ne a prie sa a co me tien do
Vol va mos las es pal das San tia go
no es tiem po ya ha ced co mo yo ha go
Em bra za su ro de la y con la es pa da
re sis te a los cris tia nos que que rí an
vol ver a trás mas vien do que de na da
les sir ve y que los in dios le he rí an
con so los cin co o seis de ca ma ra da
es pe ra que los o tros que huí an
tras el sar gen to i ban tan li ge ros
cual sue len ir tras u no mil car ne ros
"Conviene que marchemos todos luego,
ninguno de seguirme tenga excusa".
El Pablo Santiago como fuego
camina, mas de a poco lo rehúsa,
diciendo: "alto hagamos aquí ruego".
Pinedo de cobarde allí le acusa,
con estos pareceres discordados
bastó para que fuesen desolados.
El Sargento Mayor dice "marchemos",
el otro, del peligro se temiendo,
"hagamos alto", dice, "pues que vemos
que indios se vienen descubriendo".
El sargento replica: "caminemos,
que el indio viene apriesa acometiendo".
"Volvamos las espaldas". "Santiago,
no es tiempo ya, haced como yo hago".
Embraza su rodela, y con la espada
resiste a los cristianos que querían
volver atrás; mas viendo que de nada
les sirve, y que los indios le herían,
con solos cinco o seis de camarada
espera; que los otros que huían,
tras el sargento iban tan ligeros
cual suelen ir tras uno mil carneros.
Conviene que marchemos todos luego,
Ninguno de seguirme tenga escusa.
El como fuego
Camina, mas de a poco lo rehusa,
Diciendo: alto hagamos aqui ruego.
de cobarde allí le acusa:
Con estos pareceres discordados,
Basto para que fuesen desolados.
El dice marchemos:
El otro del peligro se temiendo,
Hagamos alto, dice, pues que vemos
Que indios se vienen descubriendo.
El sargento replica caminemos,
Que el indio viene a priesa acometiendo:
Volvamos las espaldas: ,
No es tiempo ya: haced como yo hago.
Embraza su rodela, y con la espada
Resiste a los cristianos que querian
Volver atras: mas viendo que de nada
Les sirve, y que los indios le herian,
Con solos cinco o seis de camarada
Espera; que los otros, que huyan
Tras el sargento, iban tan lijeros,
Cual suelen ir tras uno mil carneros.