A ques te Ca pi tán aun que mi ra ba
de le jos al her ma no que ve muer to
al fuer te a gran de prie sa pro cu ra ba
que to dos se re co jan que es lo cier to
El Juan Or tiz a prie sa ca mi na ba
a don de es tán los in dios sin con cier to
y si el des ven tu ra do a llá lle ga ra
el res to del ar ma da se a ca ba ra
Pues i do el e ne mi go ya y ve ni da
la tris te de la no che te me ro sa
la mi se ra ble ha cien da ya me ti da
en el fuer te con prie sa pre su ro sa
nues tra gen te sin fuer zas y ren di da
a la ti ra na muer te do lo ro sa
por la frí gi da a re na es tá ten di da
y de pu ro des ma yo a mor te ci da
El Juan Or tiz su ro pa con pres te za
em bar ca a que lla no che que te mí a
no die se Za pi cán con li ge re za
so bre el fuer te y re al an tes del dí a
y no tar dó que vi no sin pe re za
al pun to que la au ro ra des cu brí a
y pie dras a me nu do al fuer te ti ra
mas en to can do al ar ma se re ti ra
Aqueste Capitán, aunque miraba
de lejos al hermano que ve muerto,
al fuerte a grande priesa procuraba
que todos se recojan, que es lo cierto.
El Juan Ortiz a priesa caminaba
a donde están los indios sin concierto,
y si el desventurado allá llegara,
el resto del armada se acabara.
Pues ido el enemigo ya, y venida
la triste de la noche temerosa,
la miserable hacienda ya metida
en el fuerte con priesa presurosa,
nuestra gente, sin fuerzas y rendida
a la tirana muerte dolorosa,
por la frígida arena está tendida
y de puro desmayo amortecida.
El Juan Ortiz su ropa con presteza
embarca aquella noche, que temía
no diese Zapicán con ligereza
sobre el fuerte y real antes del día;
y no tardó, que vino sin pereza
al punto que la aurora descubría,
y piedras a menudo al fuerte tira,
mas en tocando al arma se retira.
Aqueste , aunque miraba
De lejos al hermano que vé muerto,
Al fuerte a grande priesa procuraba
Que todos se recojan, que es lo cierto.
El a priesa caminaba
A donde están los indios sin concierto,
Y si el desventurado allá llegara,
El resto del Armada se acabara.
Pues ido el enemigo ya, y venida
La triste de la noche temerosa,
La miserable hacienda ya metida
En el fuerte con priesa presurosa;
Nuestra gente sin fuerzas y rendida
A la tirana muerte dolorosa,
Por la frigida arena esta tendida,
Y de puro desmayo, amortecida.
El su ropa con presteza
Embarca aquella noche; que temia
No diese con ligereza
Sobre el fuerte y real antes del dia:
Y no tardó que vino sin pereza
Al punto que el aurora descubria;
Y piedras a menudo al fuerte tira,
Mas en tocando al arma se retira.