Canto duodécimo
Viene Rui Díaz Melgarejo; múdase el armada a la isla de Martín García; baja Garay con socorro; sucede la muerte de los dos firmes amantes Yanduballo y Liropeya.
For tu na por ha blar de es ta ma ne ra
oh ha do bien to mán do lo sin do lo
fa vo re ce a Ro dri go por que es pe ra
la sin ven tu ra gen te en é se só lo
A yú da le con prós pe ra ca rre ra
y con tus lar gos vien tos gran E o lo
que el za ra ti no e jér ci to pe nan do
es tá y a Dios sus pi ros en vian do
Y tú so sie ga al mar vie jo Nep tu no
y haz que su ca rre ra lla na se a
que to da a ques ta ar ma da de con su no
a bra zos con la muer te ya pe le a
y du do ya que es ca pe ni só lo u no
de ham bre no se ha lla ya quien ve a
Re mé die lo pues Dios que él só lo pue de
y a quel a quien él só lo lo con ce de
Fortuna, por hablar de esta manera,
oh hado, bien tomándolo sin dolo,
favorece a Rodrigo, porque espera
la sin ventura gente en ése sólo.
Ayúdale con próspera carrera,
y con tus largos vientos, gran Eolo,
que el zaratino ejército penando
está, y a Dios suspiros enviando.
Y tú sosiega al mar, viejo Neptuno,
y haz que su carrera llana sea,
que toda aquesta armada de consuno
a brazos con la muerte ya pelea,
y dudo ya que escape ni sólo uno,
de hambre no se halla ya quien vea.
Remédielo, pues, Dios, que él sólo puede,
y aquel a quien él sólo lo concede.
Viene ;
mudase el Armada a la
isla de Martin Garcia; baja con
socorro; sucede la muerte de
los dos firmes amantes
y .
Fortuna, por hablar de esta manera,
O hado, bien tomándolo sin dolo,
Favorece a , porque espera
La sin ventura gente en ese solo.
Ayudale con prospera carrera,
Y con tus largos vientos, gran ,
Que el zaratino ejército penando
Está, y a Dios suspiros enviando.
Y tu sosiega al mar, viejo ,
Y haz que su carrera llana sea,
Que toda aquesta Armada de consuno
A brazos con la muerte ya pelea:
Y dudo ya que escape ni solo uno,
De hambre no se halla ya quien vea.
Remedielo, pues, Dios, que él solo puede,
Y aquel a quien él solo lo concede.