Sa lí mo nos de a quí que se te mí a
que el in dio se pu sie se en em bos ca da
di cien do que a las bo cas es ta rí a
Y cier to fue la co sa bien pen sa da
que a no sa lir muy mal su ce de rí a
pues sien do la ma ña na ya lle ga da
los in dios a do es tá ba mos vi nie ron
y a Mo ra y a Lo ria nos tra je ron
En el bar co pe que ño se ha me ti do
el ma íz y cap ti vos re fe ri dos
en bre ve a nues tra ar ma da se ha ve ni do
a do de ham bre es tán des fla que ci dos
y a ha ber se es ta co mi da de te ni do
de ham bre fue ran to dos pe re ci dos
Mas Dios re me dia el tiem po pe li gro so
con ma no de Se ñor tan po de ro so
Pues lle ga la co mi da y los cau ti vos
y sa len al en cuen tro lue go to dos
es ta ban ya diez me nos de los vi vos
y a qués tos de dos mil suer tes y mo dos
Los pa dres con los hi jos son es qui vos
los u nos y los o tros co mo lo dos
los ros tros ma nos pies to dos tem blan do
los o jos ha cia el cie lo le van tan do
Salímonos de aquí, que se temía
que el indio se pusiese en emboscada,
diciendo que a las bocas estaría.
Y cierto fue la cosa bien pensada,
que a no salir muy mal sucedería,
pues siendo la mañana ya llegada,
los indios a do estábamos vinieron,
y a Mora y a Loria nos trajeron.
En el barco pequeño se ha metido
el maíz y captivos referidos;
en breve a nuestra armada se ha venido,
a do de hambre están desflaquecidos;
y a haberse esta comida detenido,
de hambre fueran todos perecidos.
Mas Dios remedia el tiempo peligroso
con mano de Señor tan poderoso.
Pues llega la comida y los cautivos,
y salen al encuentro luego todos;
estaban ya diez menos de los vivos,
y aquéstos de dos mil suertes y modos.
Los padres con los hijos son esquivos,
los unos y los otros como lodos
los rostros; manos, pies, todos temblando,
los ojos hacia el cielo levantando.
Salimonos de aquí, que se temia
Que el indio se pusiese en emboscada,
Diciendo que a las bocas estaria.
Y cierto fué la cosa bien pensada:
Que a no salir muy mal sucedería,
Pues siendo la mañana ya llegada,
Los indios a dó estabamos vinieron,
Y a y a nos trajeron.
En el barco pequeño se ha metido
El maiz, y captivos referidos;
En breve a nuestra Armada se ha venido,
A dó de hambre estan desflaquecidos:
Y a haberse esta comida detenido,
De hambre fueran todos perecidos.
Mas Dios remedia el tiempo peligroso,
Con mano de Señor tan poderoso.
Pues llega la comida y los cautivos,
Y salen al encuentro luego todos:
Estaban ya diez menos de los vivos,
Y aquestos de dos mil suertes y modos.
Los padres con los hijos son esquivos,
Los unos y los otros como lodos
Los rostros; manos, pies, todos temblando,
Los ojos hácia el cielo levantando.