Con gran so li ci tud en su ca ba llo
en tre a ques tos man ce bos se se ña la
en an dar por las is las Ca ra ba llo
y a sí por la es pe su ra hien de y ta la
en me dio de u na sel va y Yan du ba llo
ha lló con Li ro pe ya su za ga la
La be lla Li ro pe ya re po sa ba
y el bra vo Yan du ba llo la guar da ba
El mo zo que no vio a la don ce lla
en el in dio en ris tró su fuer te lan za
el cual se le van tó co mo cen te lla
un sal to da y el gol pe no le al can za
A fie rra con el mo zo y aun per de lla
la lan za pien sa el mo zo que a ba lan za
el in dio so bre él por do al rui do
la mo za des per tó y po ne par ti do
Al pun to que a la lan za ma no e cha ba
el in dio Li ro pe ya ha re cor da do
mi ran do a Yan du ba llo a sí ha bla ba
De ja por Dios a mi go e se sol da do
un so lo ven ci mien to te que da ba
mas ha de ser de un in dio se ña la do
que muy di fe ren te es a ques ta em pre sa
pa ra cum plir con mi go la pro me sa
Con gran solicitud en su caballo
entre aquestos mancebos se señala
en andar por las islas Caraballo,
y así por la espesura hiende y tala
en medio de una selva, y Yanduballo
halló con Liropeya, su zagala.
La bella Liropeya reposaba
y el bravo Yanduballo la guardaba.
El mozo, que no vio a la doncella,
en el indio enristró su fuerte lanza,
el cual se levantó como centella,
un salto da y el golpe no le alcanza.
Afierra con el mozo, y aun perdella
la lanza piensa el mozo, que abalanza
el indio sobre él, por do al ruido
la moza despertó, y pone partido.
Al punto que a la lanza mano echaba
el indio, Liropeya ha recordado,
mirando a Yanduballo así hablaba:
"Deja, por Dios amigo, ese soldado,
un solo vencimiento te quedaba,
mas ha de ser de un indio señalado,
que muy diferente es aquesta empresa,
para cumplir conmigo la promesa".
Con gran solicitud en su caballo
Entre aquestos mancebos se señala
En andar por las islas Caravallo,
Y así por las espesura hiende y tala
En medio de una selva, y
Halló con , su zagala:
La bella reposaba
Y el bravo la guardaba.
El mozo, que no vió a la doncella,
En el indio enristró su fuerte lanza,
El cual se levantó como centella,
Un salto dá y el golpe no le alcanza.
Afierra con el mozo, y aun perdella
La lanza pienza el mozo, que abalanza
El indio sobre él, por dó al ruido
La moza despertó, y pone partido.
Al punto que a la lanza mano echaba
El indio, ha recordado;
Mirando a , así hablaba:
Deja, por Dios amigo, ese soldado,
Un solo vencimiento te quedaba,
Mas ha de ser de un indio señalado,
Que muy diferente es aquesa empresa,
Para cumplir con migo la promesa.