Por un pe que ño rí o de bos ca je
las bal sas y la bar ca ca mi na ban
cuan do vi mos ve nir un gran sal va je
La ca no a en que vie ne go ber na ban
al pa re cer dos nin fas de buen tra je
En vién do nos a prie sa se tor na ba
y des que al Pa ra ná gran de lle ga ron
en me dio de un re man so se pa ra ron
A llí nos es pe ra ron gran de pie za
y a sí co mo la bar ca hu bo lle ga do
el sal va je se es ti ra y en de re za
y un es cu do gran dí si mo ha em bra za do
Por yel mo un cue ro de an ta en la ca be za
el es cu do e ra con cha de pes ca do
y el bas tón que es te bár ba ro te ní a
ser vir de an te na en na ve bien po dí a
Ha blan do con so ber bia en cru de ci da
pre gun ta por a quel que tie ne car go
del ar ma da que di ce que la vi da
le tie ne de qui tar con fin a mar go
Y di ce No pen séis que fue hui da
la mí a por sa lir a quí a lo lar go
que qui se a quí sa ca ros al an chu ra
por dar a to dos an cha se pul tu ra
Por un pequeño río de boscaje
las balsas y la barca caminaban,
cuando vimos venir un gran salvaje.
La canoa en que viene gobernaban,
al parecer, dos ninfas de buen traje.
En viéndonos a priesa se tornaba,
y desque al Paraná grande llegaron,
en medio de un remanso se pararon.
Allí nos esperaron grande pieza,
y así como la barca hubo llegado,
el salvaje se estira y endereza
y un escudo grandísimo ha embrazado.
Por yelmo un cuero de anta en la cabeza,
el escudo era concha de pescado,
y el bastón que este bárbaro tenía
servir de antena en nave bien podía.
Hablando con soberbia encrudecida,
pregunta por aquel que tiene cargo
del armada, que dice que la vida
le tiene de quitar con fin amargo.
Y dice: "No penséis que fue huida
la mía, por salir aquí a lo largo,
que quise aquí sacaros al anchura
por dar a todos ancha sepultura".
Por un pequeño rio de boscage
Las balsas y la barca caminaban,
Cuando vimos venir un gran salvage.
La canoa en que viene gobernaban,
Al parecer, dos ninfas de buen trage;
En viendonos a priesa se tornaba:
Y désque al Paraná grande llegaron,
En medio de un remanso se pararon.
Allí nos esperaron grande pieza;
Y así como la barca hubo llegado,
El salvage se estira y endereza,
Y un escudo grandísimo ha embrazado:
Por yelmo un cuero de anta en la cabeza,
El escudo era concha de pescado,
Y el baston que este bárbaro tenia,
Servir de antena en nave bien podia.
Hablando con soberbia encrudecida,
Pregunta por aquel que tiene cargo
Del Armada, que dice que la vida
Le tiene de quitar con fin amargo:
Y dice: no penseis que fué huida
La mia, por salir aquí a lo largo,
Que quise aquí sacaros al anchura,
Por dar a todos ancha sepultura.