De dos na ves que ha bí a del ar ma da
no quie re per do nar es ta tor men ta
a al gu na que a la za bra que car ga da
es tá de la co mi da la re vien ta
y la a bre por cien par tes mas va ra da
a qués ta fue en el is la la o tra a vien ta
a tie rra fir me y tan me ti da que da
que du do en al gún tiem po sa lir pue da
Pues di me Juan Or tiz No te con mue ve
el ver a ques tos tran ces pe li gro sos
Oh du ro co ra zón a quien no mue ve
el te mor de los fi nes sos pe cho sos
No ve mos ser pru den te el que se a tre ve
a per der lo ga na do en los du do sos
y pe li gro sos ca sos lo más cier to
es ir siem pre a bus car se gu ro puer to
A nues tra ar ma da vuel vo que me ti da
que da ba en un jun cal y u na en se na da
la cual ha lló se gu ra su gua ri da
Y el ber gan tín to man do u na en co na da
del o tra ban da es tá que de ca í da
a llí por se a bri gar hi zo pa ra da
a do con Che ran dí es ha tra ta do
y el tiem po que a llí es tu vo res ca ta do
De dos naves que había del armada,
no quiere perdonar esta tormenta
a alguna; que a la zabra que cargada
está de la comida, la revienta
y la abre por cien partes, mas varada
aquésta fue en el isla; la otra avienta
a tierra firme, y tan metida queda,
que dudo en algún tiempo salir pueda.
Pues dime, Juan Ortiz: ¡No te conmueve
el ver aquestos trances peligrosos!
¡Oh duro corazón!, a quien no mueve,
el temor de los fines sospechosos.
No vemos ser prudente el que se atreve
a perder lo ganado en los dudosos
y peligrosos casos; lo más cierto
es ir siempre a buscar seguro puerto.
A nuestra armada vuelvo, que metida
quedaba en un juncal y una ensenada,
la cual halló segura su guarida.
Y el bergantín, tomando una enconada,
del otra banda está, que de caída
allí por se abrigar hizo parada,
a do con Cherandíes ha tratado,
y el tiempo que allí estuvo, rescatado.
De dos naves que habia del Armada,
No quiere perdonar esta tormenta
A alguna; que a la zabra que cargada
Esta de la comida, la revienta,
Y la abre por cien partes: mas varada
Aquesta fué en el isla; la otra avienta
A tierra firme, y tan metida queda,
Que dudo en algun tiempo salir pueda.
Pues dime, : ¡no te conmueve
El ver aquestos trances peligrosos!
¡O duro corazon! a quien no mueve
El temor de los fines sospechosos.
No vemos ser prudente el que se atreve
A perder lo ganado en los dudosos
Y peligrosos casos: lo mas cierto
Es ir siempre a buscar seguro puerto.
A nuestra Armada vuelvo, que metida
Quedaba en un juncal y una ensenada,
La cual halló segura su guarida:
Y el bergantin, tomando una enconada,
Del otra banda está, que de caida,
Allí, por se abrigar, hizo parada,
A dó con ha tratado,
Y el tiempo que allí estuvo, rescatado.