El ar ma da se va por un es te ro
que lla man de Be gua es que no lle va
la fuer za y la co rrien te del pri me ro
a quien él va a bus car a que le be ba
y tan to va sin él a cual pos tre ro
que en más de vein te le guas no le prue ba
al ca bo por que en bre ve yo me su me
a qués te el Pa ra ná se le con su me
Yen do por es te es te ro na ve gan do
diez dí as que los tiem pos no a yu da ban
por tie rra los sol da dos van ca zan do
que muy po co las bal sas ca mi na ban
De no che es tán con li ñas es pe ran do
pes can do de los pe ces que pi ca ban
a quí pi ca el pa tí a llí el ar ma do
a quí tam bién el blan co y el do ra do
En u na be lla no che muy se re na
ha bien do el sue ño da do ya sus puer tas
a los que nues tra ca ma e ra el a re na
es tan do cen ti ne las muy a ler tas
con gran de dul ce dum bre u na si re na
co men zó de can tar y cier to cier tas
y hu ma nas pa re cí an sus can cio nes
bas tan tes a mo ver mil co ra zo nes
El armada se va por un estero
que llaman de Beguaes, que no lleva
la fuerza y la corriente del primero,
a quien él va a buscar a que le beba;
y tanto va sin él a cual postrero,
que en más de veinte leguas no le prueba;
al cabo, porque en breve yo me sume,
aquéste el Paraná se le consume.
Yendo por este estero navegando
diez días, que los tiempos no ayudaban,
por tierra los soldados van cazando,
que muy poco las balsas caminaban.
De noche están con liñas esperando,
pescando de los peces que picaban;
aquí pica el patí, allí el armado,
aquí también el blanco y el dorado.
En una bella noche muy serena,
habiendo el sueño dado ya sus puertas
a los que nuestra cama era el arena,
estando centinelas muy alertas,
con grande dulcedumbre una sirena
comenzó de cantar; y cierto, ciertas
y humanas parecían sus canciones,
bastantes a mover mil corazones.
El Armada se va por un estero
Que llaman de , que no lleva
La fuerza y la corriente del primero,
A quien él vá a buscar a que le beba:
Y tanto vá sin él a cual postrero,
Que en mas de veinte leguas no le prueba;
Al cabo, porque en breve yo me sume,
Aqueste el Paraná se le consume.
Yendo por este estero navegando
Diez dias, que los tiempos no ayudaban,
Por tierra los soldados van cazando,
Que muy poco las balsas caminaban.
De noche estan con liñas esperando,
Pescando de los peces que picaban:
Aquí pica el Patí, allí el Armado,
Aquí tambien el Blanco y el Dorado.
En una bella noche muy serena,
Habiendo el sueño dado ya sus puertas
A los que nuestra cama era el arena,
Estando centinelas muy alertas,
Con grande dulcedumbre una Sirena
Comenzó de cantar; y cierto, ciertas
Y humanas parecian sus canciones,
Bastantes a mover mil corazones.