En un pun to ve réis que se le van ta
un ser tan ri gu ro so que a tor men ta
con su gra ve fu ror cual quie ra plan ta
y fue ra del lu gar pro pio la a blen ta
El ar ma da se a fie rra bien y plan ta
el ber gan tín del la do no se ab sen ta
con ca bos guin da le tas a ma rra dos
es tán to dos del vien to con tras ta dos
El o tro que es pe ran do ha bí a que da do
car ga do de mu je res co mo vi do
el cie lo to do an dar al bo ro ta do
ca mi na el rí o a rri ba y ha te ni do
ven tu ra en se mu dar que ha ber tar da do
la car ga hu bie ra to da su mer gi do
Mas no pu die ra ser que en el ar ma da
ja más vi de mu jer ser mal pa ra da
En tan to que ve ní a el sur bra vo so
hu yen do con pres te za su fie re za
el ca pi tán Rui Dí az va le ro so
ca mi na ba el rí o a rri ba sin pe re za
Llo ra ban las mu je res sin re po so
pen san do ya fe ne ce su be lle za
y que ha de ser a pe ces en tre ga da
y en vi da so las a guas se pul ta da
En un punto veréis que se levanta
un ser tan riguroso, que atormenta
con su grave furor cualquiera planta,
y fuera del lugar propio la ablenta.
El armada se afierra bien y planta,
el bergantín del lado no se absenta,
con cabos, guindaletas amarrados,
están todos del viento contrastados.
El otro que esperando había quedado
cargado de mujeres, como vido
el cielo todo andar alborotado,
camina el río arriba, y ha tenido
ventura en se mudar, que haber tardado
la carga hubiera toda sumergido.
Mas no pudiera ser, que en el armada
jamás vide mujer ser mal parada.
En tanto que venía el sur bravoso,
huyendo con presteza su fiereza,
el capitán Rui Díaz valeroso
caminaba el río arriba sin pereza.
Lloraban las mujeres sin reposo,
pensando ya fenece su belleza,
y que ha de ser a peces entregada,
y en vida so las aguas sepultada.
En un punto vereis que se levanta
Un sur tan riguroso, que atormenta
Con su grave furor cualquiera planta,
Y fuera del lugar propio la abrenta.
El Armada se afierra bien y planta,
El bergantin del lado no se absenta,
Con cabos, guindaletas amarrados,
Estan todos del viento contrastados.
El otro que esperando habia quedado,
Cargado de mugeres, como vido,
El cielo todo andar alborotado,
Camina el rio arriba, y ha tenido
Ventura en se mudar; que haber tardado,
La carga hubiera toda sumergido:
Mas no pudiera ser, que en el Armada
Jamas vide muger ser mal parada.
En tanto que venia el sur bravoso,
Huyendo con presteza su fiereza,
El capitan valeroso
Caminaba el rio arriba sin pereza.
Lloraran las mugeres sin reposo,
Pensando ya fenece su belleza,
Y que ha de ser a peces entregada,
Y en vida só las aguas sepultada.